La profecía autocumplidora de las encuestas parece haberse autocumplido, y el candidato Peña Nieto exhibe una última gráfica porcentual como su boleto para esa silla del águila de la que hacía mención el libro del finado Carlos Fuentes, bajo el aplauso de su(s) partido y de los medios que ya le venían aplaudiendo.

Algunos gobiernos le han comenzado a mandar sus acostumbradas sinceras felicitaciones y a hacerle ojitos, mientras López Obrador, candidato de esas izquierdas que nuevamente ven caer la moneda del lado de sus contrarios, opina que hay que esperar, por mucho que a Cuadri u otros les interese que tire la toalla, porque tiene todas las intenciones de impugnar la elección, a la luz de todos los hechos documentados de irregularidades, esas que son ya cosa regular en estos eventos.

Veremos lo que resulta en días por venir.