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RENDIJA POLÍTICA; EN GUANAJUATO, PAN Y PRI NO SON DE CONFIANZA

Por Adolfo Enríquez Vanderkam

Se dijeron tantas cosas entre el PRI y el PAN, tantas descalificaciones, tantos señalamientos, tantas denuncias y fuego cruzado, que terminaron siendo iguales. Ahora ya no se sabe dónde termina el PRI y donde empieza el PAN…y viceversa. Se odiaron tanto entre sí, que sin darse cuenta hacían lo mismo y repetían los errores que tanto se criticaban entre ellos.
Cuando gobernaba el PRI, los panistas pedían democracia, alto total a la corrupción, al nepotismo, al tráfico de influencias y a la ineficiencia. Decían que las cosas deberían cambiar y que con el PAN todo sería diferente. Y llegó el PAN al poder, y después de 25 años gobernando, como sucede con el agua estancada, se pudrieron las buenas intenciones y cayeron en los mismos vicios contra los que supuestamente luchaban.

Con Carlos Medina Plascencia se vivió una transición aceptable, se puede decir que no hubo señalamientos serios de corrupción y su gobierno tuvo una calificación aprobatoria entre los guanajuatenses. Luego vino el sexenio de Vicente Fox Quesada, con más mercadotecnia que resultados, pero en términos generales tampoco se le puede señalar de corrupto o ineficiente. Llegó el turno para Juan Carlos Romero Hicks, justo en ese momento el ala radical derechista tomó el control del PAN y se empezaron a descomponer los principios e ideales, queriendo imponer una desfasada, descontextualizada y anacrónica doctrina conservadora a todos los guanajuatenses. La administración de Romero Hicks fue gris, pero más gris a quien le preparó el camino para sucederlo.

Y como parte del plan maestro llegó al poder Juan Manuel Oliva Ramírez y ahí terminó por descomponerse todo, y la honestidad ya no era un valor importante para avanzar en Acción Nacional, pues era más redituable ser comparsa y aliado hasta la ignominia del grupo dominante. Al PAN ya no le importó los señalamientos de corrupción, uso de la nómina oficial para colocar a los incondicionales y menos por mostrar a la sociedad que habían llegado al poder para servir, no para servirse. El PAN en ese sexenio perdió toda la vergüenza y el decoro y se convirtió en una maquinaria electorera, aceitada para ganar elecciones no para dar resultados ni para conservar el prestigio por lo que los fundadores de Acción Nacional lucharon por décadas.

Y hoy tenemos a Miguel Márquez Márquez, que sin el menor bochorno se le aplaude que sea el gran elector del PAN y no tome en consideración a la militancia para designar candidatos, donde los propios militantes se convierten en irracionales defensores de temas que a simple vista son severas irregularidades como el Programa Escudo, la compra de medicinas para el Seguro Popular, la compra de tablet´s, uniformes y mochilas en licitaciones altamente cuestionadas y en el ya escándalo nacional por las compras de las tierras para la armadora de carros Toyota. El descaro y desfachatez como forma de gobierno.

¿Y qué decir del PRI? Un cuarto de siglo sin gobernar Guanajuato y cuando tiene la oportunidad de hacerlo en una ciudad importante como es León, desperdicia y traiciona la confianza ciudadana con una administración descaradamente corrupta, tramposa, prepotente, altanera y donde fue una constante los negocios de funcionarios a la sombra del poder. Bárbara Botello y sus secuaces sepultaron por muchas décadas más al PRI.

El PRI de hoy encabezado por el impresentable Gerardo Sánchez García vive de ser oposición y se conforma con las migajas que le dejen, con los pocos billetes que se puedan meter a la bolsa sus dirigentes y con pleitos desgarradores y posturas irreconciliables entre sus principales y supuestos líderes. El PRI en Guanajuato no volverá a levantar jamás en un proceso electoral, porque les es negocio ser oposición y porque no permiten que sangre nueva oxigene al partido.

Es tiempo de que Guanajuato tenga una tercera vía como opción. Le haría bien a la democracia, a la eficiencia, a la transparencia y rendición de cuentas y se sacudirían las estructuras del gobierno de tanto amigo y compadre enquistado en la nómina oficial. PRI y PAN son y representan lo mismo, no soy ya una alternativa para que las cosas mejoren para todos. Si queremos resultados diferentes es obligado hacer las cosas diferentes y el PAN y el PRI no caben ya en un Guanajuato que sea más honesto, más justo, más eficiente, cuyos funcionarios tengan como prioridad servir, no servirse con la cuchara grande.

¿Estarán listos los guanajuatenses para una tercera vía?

Adolfo Enríquez Vanderkam Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

Adolfo Enríquez Vanderkam
Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

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