Local

RENDIJA POLÍTICA; PARA LÓPEZ SANTILLANA HAY LEONESES DE PRIMERA Y DE SEGUNDA

Por Adolfo Enríquez Vanderkam

Todos sabemos que Héctor López Santillana no quería ser alcalde de León, él estaba muy cómodo en la Secretaría de Desarrollo Económico Sustentable del Estado, codeándose con los altos ejecutivos de las grandes empresas trasnacionales y con los más acaudalados empresarios del país. Su zona era de confort y ni tenía que ensuciarse los zapatos y menos lidiar con carencias y justos reclamos de los pobres.

Pero Miguel Márquez Márquez, en su papel de gran elector del PAN, lo mandó a León y está decisión llevó a López Santillana a su máximo nivel de incompetencia. Creyó que todo sería fácil y hoy la administración de la ciudad está sumergida en la mediocridad, la ineficiencia y la falta de resultados. Nada le ha salido bien y lo poco que funcionaba se está descomponiendo, desmoronado y su trienio se perfila a un sonoro fracaso.

El gerente López Santillana conformó su planilla con empresarios, que por sus múltiples ocupaciones y negocios poco atienden su responsabilidad en el cabildo y también con empresarios llenó los consejos y patronatos de la ciudad, lo que no ha significado mejoras sustanciales ni tampoco ha logrado que su administración sea calificada como honesta y transparente.

Los grandes hombres de negocios, los millonarios son solo el 8% de la población, y en el gobierno de López Santillana están sobre-representados respecto a otros sectores de la sociedad. Académicos, profesionistas, líderes sociales y ciudadanos en general han encontrado cerradas las puertas de la presidencia municipal para poder participar, aportar, sugerir, observar o aconsejar.

En pocas palabras, para ser escuchado por el gerente López Santillana hay que ser rico o representante de un grupo económicamente poderoso. Se nota su cara de enfado cuando hace giras por comunidades rurales o colonias populares, y se le ve como “pez en el agua” cuando sus reuniones son con los dueños del dinero. Es tan grande su obsesión en basar el éxito de su gobierno en la atracción de grandes inversiones, que olvida temas tan fundamentales como la seguridad pública, que lejos de ser su prioridad, la dejó en manos de Alvar Cabeza de Vaca.

Y con sus acciones López Santillana ha dejado bien claro que para él hay leoneses de primera -los millonarios- y leoneses de segunda -los pobres- y su gobierno se ha convertido en un ignominioso tapete para grandes inversiones y en un verdadero estorbo para los ciudadanos que pretender abrir un pequeño negocio. No está mal que busque dar facilidades para enormes proyectos, pero es ofensivo que el aparato burocrático de su administración desaliente, estorbe y apague el espíritu emprendedor local.

Es inadmisible e injustificable que al proyecto City Park le den facilidades y puedan iniciar trabajos mientras PARALELAMENTE realizan sus trámites y a pequeños negocios que pretender regularizarse los clausuren y no les permitan abrir hasta que sus engorrosos requisitos sean cumplidos al 100%. ¿Por qué se mide con diferente vara? ¿Por qué no dejar trabajar también a la pequeña y mediana empresa mientras regularizan sus licencias?

Héctor López Santillana es elitista, los pobres y sus necesidades no le importan, para él son ciudadanos de segunda. En León casi la mitad de la población es pobre y si el gerente decide reelegirse, por vergüenza no debe ir a pedirles el voto, que se los pida a los ricos que es a quien les sirve y hasta se les pone de tapete.

Carlos Medina Plascencia no se va.

Ya anunció el primer Síndico de la ciudad que no dejará el cargo, “que lo tendremos que aguantar dos años más”. El otrora autonombrado líder y franquicitario de la honestidad, la rectitud y las buenas costumbres ya se dio cuenta que no es lo mismo los tres mosqueteros que 20 años después. Cuestionado hoy más que nunca por su trabajo de cabildeo para que empresas que lo contraten obtengan concesiones y compras, regresó de su exilio político solo para dilapidar su capital, su imagen y su discurso.

Ya nadie le compra eso de que no cobra sueldo, ni de sus gastadas frases de que “obras son amores…”, pues es sabido que sus conectes los ha usado para hacer negocios. De aquel hombre bien intencionado y humilde ya no queda nada, ni la sombra, pues fue barrida por Red Recolector y depositada en el relleno sanitario.

Adolfo Enríquez Vanderkam  Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

Adolfo Enríquez Vanderkam
Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

Share: