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ATACAN A PERIODISTA Y ESCRITORA EN VALLE DE SANTIAGO

VALLE DE SANTIAGO, GTO.- La periodista y escritora celayense Juana Macaria España García interpuso una denuncia penal ante la Agencia del Ministerio Público en Valle de Santiago, luego de haber sido atacada y asaltada por un hombre que la despojó de su mochila y su equipo fotográfico unos instantes después de haber acudido a realizar la cobertura informativa de un partido de fútbol en una comunidad de ese municipio, el domingo 16 de abril.

El Centro Las Libres acompañará a Macaria en este proceso en busca de justicia y una reparación integral del daño, informó su directora Verónica Cruz Sánchez.

España García colabora en el portal El Informe Libre (www.informelibre.com) , una página informativa en español para la comunidad guanajuatense radicada en Sacramento, California. También es estudiante en la Universidad de Guanajuato. Ese domingo tenía la orden de trabajo de redactar una nota sobre el encuentro deportivo y preparaba un reportaje sobre la situación de los connacionales deportados, ya que uno de los equipos que participarían en el encuentro programado para el mediodía está integrado por personas en dicha situación.

Esa mañana se trasladó desde Celaya hasta el lugar en autobús, hasta la entrada de la comunidad de Cerro Blanco, a unos 10 minutos de la cabecera, en el acceso a San Andrés o Puerto del Águila, según indicaban los señalamientos sobre la carretera Valle de Santiago-Huanímaro.

Caminó al campo ubicado a unos 500 metros de la carretera y se presentó con el responsable de la liga, de nombre Ricardo Rodríguez Hernández, identificándose desde un principio con su credencial de periodista, para localizar al entrenador del equipo al que debía entrevistar.

“Sentí una animadversión; no sé si por ser mujer –sólo vi 3 mujeres en el lugar- o periodista. Me dijo el encargado que no conocía a la persona que yo buscaba y que si quería esperar. Yo después me di cuenta, escuché que comentó con otras personas sobre qué hacía yo allí. Yo tenía mi cámara fotográfica en las manos todo el tiempo. Cuando llegó el entrenador me di cuenta de que sí lo conocían”, señaló la periodista y autora de libros de cuentos cortos.

Macaria tomó numerosas fotografías del partido y al final, de los jugadores, a quienes pidió además algunos datos para el reportaje sobre los deportados. En cuanto concluyó su labor, aproximadamente a las 2:30 de la tarde, guardó su cámara en la mochila Caterpillar que llevaba, se retiró del campo y caminó rumbo a la carretera.
En el trayecto un par de vehículos se detuvieron y los conductores le ofrecieron llevarla, pero ella se negó y siguió su camino.

Al llegar a la carretera se colocó en la orilla para esperar el autobús, cuando vio una camioneta azul marino, tipo Escape o Explorer que salió el mismo campo y se estacionó del otro lado de la carretera, de la que descendió un hombre con un tubo en la mano que caminó hacia ella mientras gritaba: “¡Ahorita vas a ver, hija de tu puta madre!”.

Ella corrió algunos metros sobre la carretera hasta que alcanzada por su agresor, quien repetía la frase citada.

Mientras la jaloneaba fuertemente, Macaria también escuchó que el hombre le dijo “Te creías muy muy allá arriba”, palabras que ella entendió como producto de un ataque directo de alguien que la había visto en el campo cuando había su trabajo.

El hombre –al que describe como alto, delgado, moreno, con el cabello despeinado y una camiseta del equipo América sobre otra playera de manga larga de color claro- le quitó la mochila donde tenía la cámara fotográfica y su cartera, además de otros objetos, aunque no le quitó el teléfono celular que ella sostenía en la mano, que finalmente cayó al piso.

El sujeto abordó la camioneta azul marino en la que lo esperaban un conductor y un tercer hombre en la parte trasera, y emprendieron camino rumbo a Huanímaro.

La periodista fue auxiliada por un jugador del equipo al que había entrevistado y logró comunicarse con la Policía Municipal de Valle, que la recogió en una patrulla y la llevó a buscar la camioneta con el asaltante, sin localizarla, por lo que posteriormente fue llevada a la Agencia del Ministerio Público en Valle de Santiago para interponer su denuncia.

Se inició la carpeta de investigación 38024/2017 en esta sede a cargo del agente José Julián Torres Luna, quien no se encontraba ese día, por lo que la declaración de Macaria fue tomada por una secretaria de guardia. En cuanto atendió el trámite la secretaria se retiró y cerró la oficina. Macaria tuvo que llamar a una persona para que acudiera a auxiliarla para trasladarse a Celaya, pues además de su cámara la despojaron de su dinero, identificaciones y tarjetas bancarias.

“Yo llegué todavía en shock, muy alterada, yo sentí que la persona que me atendió no fue empática con mi situación. Le comencé a explicar que había ido al campo y me comentó que si yo acostumbraba a hacer eso. Yo no quise confrontarla pero sentí que era un juicio hacia mi persona o mi trabajo”, dijo la periodista.
“Me siento mal, vulnerable, tengo ataques de pánico, ganas de llorar, todavía a veces me siento en peligro, tengo un poco de paranoia, de que me pueden estar siguiendo o me quieran hacer más daño. Tengo ataques de ansiedad. También la recriminación: si hubiera hecho algo, si no hubiera ido…”.

Este es el segundo incidente en el que Macaria ve afectada su integridad física y emocional en el ejercicio periodístico. En julio del 2013 denunció que fue retenida ilegalmente durante una hora por agentes de la Policía Ministerial al salir de la sede de la Subprocuraduría de Celaya a donde acudió a solicitar información sobre mujeres desaparecidas.

“Dejé el oficio (con la solicitud de información), salí del inmueble y tomé una foto de la fachada para poder usarla en mi reportaje; entonces salieron dos ministeriales que me agarraron de los brazos y me llevaron a su oficina. Yo me identifiqué de inmediato como reportera pero no sirvió de nada. Me tuvieron una hora en su oficina, me interrogaron, tomaron copia de mi credencial y luego me dijeron que me podía ir”.

En esa ocasión la reportera acudió a la oficina de la Procuraduría Estatal de los Derechos Humanos en Celaya, pero al ser entrevistada por la entonces subprocuradora, ésta le dijo al final de la reunión: “A ver si ya no te metes en problemas”, por lo que perdió la confianza en la institución y posteriormente se negó a darle seguimiento a la queja.

Ahora, Macaria no se siente segura “ni en Celaya, ni en el estado, ni en este país”.

Al respecto, la directora del Centro Las Libres, Verónica Cruz Sánchez, señaló que “la violencia contra las mujeres periodistas en este estado está en aumento, y esto lo debemos parar. Violentadas por alcaldes y funcionarios municipales, por diputados, por voceros de las administraciones públicas o por futbolistas, todos al final hombres machistas que se ven amenazados por la presencia y participación de las mujeres en espacios que ellos consideran suyos, donde las mujeres no deberíamos de estar porque sienten que invadimos sus espacios nada más por eso. A ellos y a todos les decimos que nosotras somos las que no vamos a tolerar nada: ninguna, ninguna violencia por mínima que les parezca y a pesar de que nos tachen que ‘hacemos tanto argüende’ por cualquier cosa. No hay violencia pequeña, la violencia es violencia y contra las mujeres es extrema siempre, porque se trata de un abuso de poder de parte de quienes se sienten que valen más que nosotras. Nosotras estamos para acompañarnos, para exigir justicia, para arrebatarles nuestros derechos siempre del lado de la razón y de manera pacífica. Las acompañaremos a todas a ninguna la dejaremos sola, todas somos violentadas cada vez que violentan a una de nosotras”.

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