AntiSec, un colectivo de hackers ligado a Anonymous se aventó dos buenos puntachos: infiltró la laptop de un experto en ciberseguridad de la agencia federal de investigaciones gabacha, el FBI, y descubrió que el agente, de nombre Christopher Stangl, tenía en su máquina la información de nomás 12 millones de usuarios de iPhone y iPad, y para muestra publicó un millón de nombres de estos.

Además de balconear gacho las habilidades de la agencia para detectar amenazas en la red, el grupo activista ha puesto el dedo en la llaga, más en estos momentos de demandas y contrademandas de los de la manzanita mordida, y de paso ha causado un revuelo entre cibernautas y hipsters de todo el mundanal mundo, sobre todo después de que se confirmara la autenticidad de algunos de los UDID (identificadores únicos de dispositivos, you know?) publicados, los cuales contienen nombre, dirección y, claro, teléfono, además de otra información que es posible gracias a las características de los aparatos, como la ubicación exacta del usuario.

Claro está que los presuntos investigadores federales metiches han negado la versión, poniendo su mejor cara de no-rompo-un-plato, pero eso no ha evitado que muchos nos preguntemos ¿para qué carajos quieren esos datos? ¿será con buenas intenciones? ¿son mirones nomás? ¿si Steve Jobs viviera, se volvería a morir, o comercializaría un repelente antiespionaje?

Con información de agencias y ganas de molestar