FORTALEZA, Brasil.- Fue bueno mientras duró, no hay duda. Criticar estrategias, movimientos y decisiones arbitrales a estas alturas no tiene forma ni fondo. Hoy más que nunca sabemos que el fútbol es un deporte en el que no se puede confiar, los merecimientos son temas que acá, ni de milagro, debes de tocar. México tuvo el boleto a cuartos en sus manos, fue el destino el que se lo arrebató, fue un penal gestado por un Arjen Robben, un genio del fútbol mundial que dejó su magia en el olvido para aliarse con el juego sucio. México está fuera del mundial, cayó 2-1 ante Holanda. La aventura llegó a su fin.

El Tri inició dominando el encuentro. Holanda se mostró tímido pero fiel a su juego, esperando una contra que fuera letal para los nuestros, pero la verdad la suerte no le sonreía a los tulipanes, incluso antes del minuto 10 ya habían tenido que hacer una modificación en la defensa, Louis Van Gaal, le cortó las alitas a Nigel De Jong para darle minutillos y una gran chance a Bruno Martins.

La afición colmó el estadio de Fortaleza para presenciar el encuentro ante Holanda.

La afición colmó el estadio de Fortaleza para presenciar el encuentro ante Holanda.

 

México y su dominio

Sin embargo no parecía haber un cambio drástico en el ímpetu holandés, México seguía haciendo un buen juego por las bandas y Layún seguía haciendo lo de siempre: correr como loco hasta la línea de fondo para meter el más descompuesto de los centros que sólo de milagro podrían terminar en goles. Pero luchaba.

Herrera, hecho un crack, una figura, un monstruo, le jugaba de frente a los holandeses, sin miedo, como buen mexicano pleitero, guerroso, difícil y bien macho, incluso se dio el lujo de arriesgar el rostro, aunque no hubiera mucho que arriesgar, con tal de buscar el gol que pusiera al frente al equipo nacional, pero entre el dominio del tricolor, la bestia tulipán seguía dormida pese a ligeros intentos por despertar, Robben tuvo sus chances, la neta, era la única posibilidad de gol para Holanda en esos momentos.
Aunque todo parecía un cuento de hadas para los mexicanos, hay que decirlo también, el árbitro central, el portugués Pedro Proenca, le dio a México el primer abono de todos los robos que le tocaron en la fase de grupos, no le marcó un claro penal  a Robben, que fue derribado tras un combo de barridas y patines de Rafa Márquez y Héctor Moreno que por cierto, se fue lesionado tras la bromita.
Gracias “Gio”
Pero el tiempo le tenía guardada una bendita sorpresa a los nuestros, una chance de acariciar la gloria que ya nos merecíamos desde hace ratito. Con apenas dos minutos de juego en la parte complementaria, Giovani Dos Santos decidió hacer eso que toda la nación le pidió en un grito al unísono. Bajó el balón con el pecho, le dio un toque, y disparó al arco.
No era una ilusión ni una alegoría a la fantasía, la pelota surgida de los pies de “Gio” la que se clavó en el fondo de las redes pese al tímido lance de Jasper Cillessen. El 10 del cuadro nacional sabía lo que había hecho, el gol que había anotado. Corrió como loco, andaba chido, festejó como se tenía que festejar, ponía a México, momentáneamente, en los cuartos de final.
Y mientras tanto, para no variar,  Francisco Guillermo Ochoa Hijo del Redentor Sacrosantísimo Salvador, volvió a lucirse en el arco del tri, dos de sus atajadas mantenían en toda la nación oficinista de México la idea de poder aplicar el San Lunes más denso de toda la historia nacional.
El cuadro nacional le jugó de tú a tú a una potencia mundial.

El cuadro nacional le jugó de tú a tú a una potencia mundial.

El juego de las estrategias
 
Vinieron más movimientos desde los bancos, por México ingresaron los javieres, Aquino y Hernández, Holanda sacó a Van Persie para el ingreso de Klass Jan Huntelaar. Con medio cuadro holandés metido en el área mexicana, Rafa Márquez, Diego Reyes, y que me perdone Dios, también el “Maza” Rodríguez, estaban en una afrenta espectacular como defensas centrales. Pero Sneijder nos despertó, nos hizo romper en llanto.
Son esos golazos  los que más nos duelen. El fantasma de Alemania 2006, el espectro de Maxi Rodríguez llegó a Brasil. Holanda empataba el marcador a tres minutos de la conclusión del partido con un riflazo que nada ni nadie, ni el mismo Paco Memo, iban a detener. Era el minuto 87.
Y a pesar del dolor, la pesadilla empeoró, Proenca, el árbitro central, pitó un penal que se debatirá durante meses. Robben y su arte hoy están bajo la lupa, en duda, la jugada de Rafa Márquez no parecía penal, el holandés arrastró la pierna y saltó al césped como víctima. El portugués no la pensó dos veces, sancionó la pena Máxima. Huntelaar clavó el gol que mataba desde 11 pasos, el 2 a 1 definitivo que dejaba a México fuera del mundial. La aventura terminó, pero fue buena mientras duró.
Huntelaar terminó con las ilusiones mexicanas.

Huntelaar terminó con las ilusiones mexicanas.

Fotos: GETTY IMAGES

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