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RENDIJA POLÍTICA; TERRIBLE CLIMA LABORAL EN LA PRESIDENCIA DE LEÓN

Por Adolfo Enríquez Vanderkam

Que lamentable es saber que los trabajadores de la presidencia municipal de León no están a gusto, son maltratados, ofendidos y que tienen siempre la incertidumbre laboral de perder la chamba al contentillo de los jefes.

¿No se supone que López Santillana, como licenciado en administración, debe saber que el activo más importante de una organización es su personal? Inadmisible que Enrique Sosa Campos, encargado de Desarrollo Institucional, no haya logrado hasta el momento un clima laboral que permita el buen desempeño, la participación y el compromiso de los empleados en un objetivo común y es el de dar atención eficiente y profesional a los ciudadanos.

En la secretaría de Seguridad Pública es donde más quejas hay de que el personal no es tratado con dignidad y respeto. En la Dirección de Policía elementos con vasta experiencia y trayectoria están castigados cuidando casetas, las promociones para obtener un mejor rango siempre son manipuladas y se beneficia a los consentidos de los jefes, el prometido aumento salarial no llega, los pagos de horas extras tardan meses en dárselos, sin uniformes, sin botas, con equipo en malas condiciones y si esto fuera poco, con maltratos y humillaciones hacia los policías y que no se les ocurra reclamar porque son dados de bajas sin justificación alguna.

¿Cómo esperar buenos resultados con ese terrible ambiente laboral? ¿Cómo quieren que los policías se partan la cara si sufren de constante acoso por parte de sus superiores? Por eso no es de extrañarse los pocos resultados de esa corporación y las decenas de quejas por violación de los derechos humanos de los ciudadanos.

Y lo mismo ocurre en Tránsito Municipal, donde carecen de equipo y solo los cercanos al director están contentos, pues a la mayoría de los elementos los traen a pan y agua, con sobre carga de trabajo y hasta exigiéndoles cuota de multas.

En la Dirección de Jueces Calificadores el maltrato a los custodios ya es bien sabido y prueba de que las cosas no están bien en esa dependencia es las muertes en los separos que ha habido y que un custodio tiene que hacerse cargo hasta de 100 detenidos, cosa que resulta imposible y si no ha ocurrido una tragedia es solo por buena suerte. En la Academia de Formación Policíaca está como encargado una persona que ni siquiera pasó el examen de control de confianza y del helicóptero de seguridad no hemos sabido de una sola historia de éxito. Ya ni hablar de la Dirección de Prevención del Delito, simplemente no han hecho nada y los incrementos en los índices delictivos así lo demuestran.

Y así podemos hablar de varias direcciones, como la de Comercio y Consumo, donde es evidente la falta de personal para cubrir las tareas, o de Fiscalización, a la que le faltan inspectores para la correcta supervisión de comercios que venden alcohol y de antros que aprovechan para cerrar más tarde o hasta permitir el ingreso de menores de edad a sus instalaciones.

Lo mismo ocurre en Desarrollo Urbano, Obras Públicas y el Sistema Integral de Aseo Público, donde ni siquiera cuentan con personal para verificar las toneladas que les cobran las dos grandes empresas recolectoras de basura. La única burocracia que ha crecido es la administrativa, esa que está detrás de un escritorio y que poco influye para que las cosas estén mejor en la ciudad.

Hoy en presidencia municipal para no ser despedido hay que ser solapador, encubridor y llevar chismes, delatar a los inconformes y desvivirse en adulaciones a los jefes. Ya no importa la capacidad, ni la disposición y menos el valor de la honestidad.

¿Por qué es así? Porque López Santillana puso en los cargos más importantes de la administración a gente que ni del municipio es, que no están preparadas para tener poder y que solo están ahí, nadando de muertito, esperando quincenalmente su paga. No se premia la innovación, ni las propuestas de mejora de procesos y menos la eficiencia.

Por eso no hay resultados de éste gobierno, porque los empleados municipales no tienen líderes y tampoco quien les dé el ejemplo. Por eso no hay acciones que beneficien a la sociedad, porque nadie quiere proponer para evitar opacar al jefe inmediato.

Como en toda organización, si el personal no está contento, nada funcionará y eso es lo que estamos viendo en éste trienio, donde los que llegaron a los puestos más relevantes solo vienen con la simple intención de ganar un buen sueldo, pero sin compromiso para con la ciudad. Así de patética es la situación con la administración del perdedor de López Santillana.

Adolfo Enríquez Vanderkam Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

Adolfo Enríquez Vanderkam
Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

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