James Franco es un misterio; muchos lo recuerdan en la franquicia de Spiderman, o en las tantas comedias de Judd Apatow que son el disfrute de la gente, donde vemos un perfil del actor basado en un humor que suele reavivar el género del “stoner film”. Me parece que puede ser un buen actor, como lo ha demostrado en “127 Horas” (Danny Boyle, 2010), pero suele ser desaprovechado, y es curioso, ya que Franco aparentemente es un genio en el aspecto dramático.

Si uno indaga en su trabajo como director o escritor encuentra con un material que pocas veces aparece en el público, y mucho menos en un festival internacional, pero James Franco presentó en el GIFF “Black Dog, Red Dog”. Proyecto que a mi parecer, aplica muy bien la frase “El que mucho abarca poco aprieta”.

La película está dirigida por 10 personas, cada una enfocándose en un diferente segmento que tiene por base la poesía de Stephen Dobyns, poeta de culto que abarca diferentes géneros en su haber. El material de Dobyns supone en la película una especie de “biopic”, donde se mezcla la vida del autor junto con sus trabajos, y donde vemos a Stephen (Logan Marshall- Green) reflexionar sobre su vida mientras intenta dormir en un cuarto de hotel; vemos desde su infancia, hasta los problemas maritales que tiene, y su esfuerzo por ser tomado como un auténtico fotógrafo y no uno de nota roja.

Son 10 personas las que intentan levantar un proyecto que desde su génesis no se sostiene. Si bien la idea de usar la poesía de Dobyns resulta atractiva, no crea una historia coherente, o por lo menos una en donde las situaciones que vemos en la pantalla aporten algo. Ocasionalmente vemos momentos como su encuentro con un vecino que padece de sus facultades mentales o aquel donde casi es abusado sexualmente por su amigo de la infancia, pero no tienen importancia más adelante, o no entendemos el por qué de la selección de este material, se arrastra un problema que probablemente la gente diga que no existe dado el material que representa. Esto hace difícil de entender a Stephen, quien es un hombre muy frío y que se limita meramente a escribir y no sentir empatía por su esposa Ali (Chloe Sevigny), entonces si no lo entendemos o sentimos empatía por él, nos pierde, y así es toda la película.

Eso no quiere decir que sea un horror.

La trama si bien no se mantiene cohesiva, presenta grandes actuaciones en su mayoría, sobre todo de Logan Marshall- Green, un hombre melancólico y que con su voz en off nos adentra a la poesía de Dobyns, -poesía que parece complacerle más que su vida- despertó en mí un interés por saber más de este autor el cual relata sin tapujos la belleza que puede aparecer en una situación incómoda y poco usual, como la muerte o la fatiga de buscar un empleo más satisfactorio. Además, la producción por parte de Kay Lee nos transporta a un mundo lleno de bosques, hojas muertas, lugares dignos de una suburbia clásica de Estados Unidos, y que reflejan los años de juventud del autor.

Más disfrazada por el glamour de la alfombra roja que por el contenido del proyecto (puesto que nunca escuché a nadie decir algo de la película), Black Dog Red Dog representa un experimento fallido, con buenas intenciones y resultados que varían por el hambre de conocimiento de cada uno, aunque debo decir que la gente salía de la sala de cine confundida con qué carajos acababan de ver.

Les quedo a deber el material audiovisual puesto que no existe,

 

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