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AMOR DE LEJOS…/ por: Gerardo Mares

La producción fílmica de Bélgica, salvo el caso de Alain Tanner en ciertos circuitos alternativos de la ciudad de México, es prácticamente desconocida en nuestra ciudad. Por eso, ni raro resulta que una de las realizaciones emblemáticas que llamó la atención de todo el mundo sea muy poco rotada y exhibida incluso en el movimiento cineclubístico de boga en León. Nada del otro mundo salvo por el caso que se trata de una de las mejores películas del género romántico. De hecho, El amor es un perro infernal fue programada dos veces por un servidor en los tiempos que coordinaba el cineclub de la Casa de Cultura Diego Rivera con resultados por demás disímbolos derivados de la pésima coordinación y logística de comunicación del encargado de área en turno del Instituto Cultural de León.

Basada en un célebre relato corto de Charles Bukowski “Copulando con una sirena en la playa de Venice, California” y otros textos, el factor sorpresa y la resolución formal de la adaptación fue lo primero que asombró al espectador y la crítica internacional. Con una estructura episódica de una plástica sobresaliente, el filme se atreve a mostrar las diversas manifestaciones sobre la corrupción de un ideal amoroso, el desencanto consecuente, la necrofilia como un asidero emocional y finalmente la desesperanza y el gandallismo delincuencial en tres etapas de la vida de un perdedor irredento.

Con semejantes desmesuras, la entonces joven promesa pudo lograr lo que se puede calificar como una proeza, dada la espeluznante moda que se ha dado en trasladar a mansalva la literatura de Bukowski y cuyos resultados más obvios son los acartonados y aburridos filmes Factotum (Bent Hamer. 2005); Barfly (Barbet Schroeder. 1986) y lo que se acumule. No fue un asunto sin importancia que el director lograra además colocar en el mapa la producción fílmica de pronunciación flamenca con su bizarre film Crazy Love, titulada en nuestro país con el más inexacto, poético y de tendencia fusil “El amor es un perro infernal”.

Proyecto pensado y elaborado en primera instancia como un trabajo de cortometraje; dado el lirismo alcanzado, los productores le ofrecieron a Dominic Deruddere la alternativa de realizar un largometraje. El resultado es una de las películas de amor (o de su ausencia o carencia, se entiende) más devastadoras y honestas que hablan además acerca de la pérdida de la inocencia. El filme está dividido en tres segmentos casi de la misma duración. El primero cuenta la historia de un espejismo: Harry Voss niño nutre su imaginación a través de la cinefilia e idealiza el sentimiento amoroso manipulado por las películas épicas de caballeros y princesas. Este ideal ficticio (o mentiroso) se verá destrozado por el aprendizaje carnal forzado que le imparte un amigo –bastante verijón por cierto- con un inquietante ánimo corruptor llevándolo a experimentar con la masturbación y a una primera experiencia sexual castrante con una madura mujer alcoholizada.

Deformado en su juventud por una espantosa infección cutánea, Harry es objeto de burlas por sus propios compañeros de escuela. La fiesta de graduación se torna para el solitario ser en una tortura al no poder bailar con la chica de la que está enamorado debido a su timidez. Despreciado por una joven en el auto de un amigo que le consiguió el follón, la chica se arrepiente con horror al sentir los granos de la cara y la espalda. Al buen Harry no le queda de otra que armarse de valor y con papel higiénico en la cara, logra el único acercamiento de su vida con una fémina de belleza melancólica al bailar la cursi melodía (Love Hurts) en una escena memorable por la carga de patetismo implícita, aportación en gran medida por la actuación de Josse De Pauw.

Convertido en un paria en su vida adulta, Harry y un compinche hurtan el cadáver de un auto fúnebre (el verdadero motif de la película), fiambre que se convertirá por obra y gracia de la metáfora visual en una hermosa sirena, enamorando a Harry de forma impulsiva, una mujer “que nunca había tenido en su vida” –y que no lo pudo rechazar podemos agregar- a la que termina desposando en la playa en una noche de atmósfera como de fábula; un final de antología, y que, como buena historia de amor, como el canto de estas criaturas míticas, terminará en tragedia…

Crazy Love (El amor es un perro infernal)/ D: Dominique Deruddere/ G: Dominique Deruddere y Marc Didden/ F en C: Willy Stassen/ E: Ludo Troch/ M: Raymond van het Groenewoud/ Con: Josse de Pauw, Geerts Hunaerts, Michael Plas, Gene Bervoets y Amid Chakir/ P: Kabinet van de Gemeenschminister van Cultuur, Ministère de la Communauté Française de Belgique, Multimedia. Bélgica. 1986

GERARDO MARES RODRÍGUEZ: CRÍTICO DE CINE Y RESEÑA MUSICAL DE LA REVISTA 012, EL PORTAL DE NOTICIAS RUTA BJX Y CONTRAPUNTONEWS.COM

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