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CANTANDO BAJO EL SOL / por: Gerardo Mares

Por Gerardo Mares Rodríguez

Es bien sabido que dedicarse al periodismo cultural es casi una condena a morir de hambre o engrosar la mayor parte del tiempo, las estadísticas del empleo informal. Una opción a la que se puede recurrir, para llevar el pan a la mesa, es dedicarse a rasgar la lira o un envase de Fanta dentro del sistema de movilidad, para ofrecer al auditorio cautivo que se transporta en las orugas, una personal reinterpretación de nuestras preferencias sónicas; evento con fines de lucro. Varios actores hollywoodenses también han encontrado un filón de oro merced la horda de enajenados que provocan sus filmes proyectados en la ciudad. Aquí expongo y denuncio diez célebres casos de competencia desleal que merman considerablemente, la recaudación económica de mi segundo oficio.

Jared Leto with 30 Seconds to Mars: Into the wild. No conforme con exprimirnos la cartera cada que asistimos a una función cine que tiene el dudoso honor de protagonizar, el carilindo actor ha logrado cimentar una muy redituable carrera musical que rivaliza, al menos en el aspecto andrógino, con Tokio Hotel, inventándose una imagen de estilo entre cyber punk y personaje de manga, con cierta aceptación entre la despiadada crítica musical norteamericana… y por supuesto de una gran cantidad de chavas frenéticas dispuestas a todo. Diría el Clavillazo: “¡No seas méeeendigoooo!
http://www.youtube.com/watch?v=AAZuKQJRnjY

Rick Springfield. Jessie’s Girl. Como que al doctor Noah Drake de la serie General Hospital, le dio por la aplicación de terapias musicales en sus ratos de ocio. El cantautor australiano compuso una canción que se eternizó en el inconsciente colectivo tanto en las frecuencias radiales como en la banda sonora de la película de Paul Thomas Anderson, Boogie Nights; secuencia que se aventó casi en pelotas, Alfred Molina en su carácter de traficante trasnochado. Aunque la labor como cantante la ha sobrellevado con dignidad, Springfield siempre será recordado por esta rola, a diferencia de sus participaciones como actor en algunas otras series de calidad diversa y más bien de tendencia a la baja.

Bruce Willis and The Accelerators: Devil Woman. Debo reconocer que el pelón militante del cine de acción descerebrado no lo hace tan mal en cuanto a habilidades vocales e instrumentales se refiere, para muestra el notable manejo de la armónica, capaz de destilar sudor para complacer a sus frenéticos fans cafeteros, imprimiéndose el encanto cínico de sus héroes pendencieros; charmed que tanto gusta de interpretar. Nada mal para quien empezó su carrera en la gran manzana siendo un cantinero.

Billy Bob Thorton: Angelina. Otro mentecato que creé tener las facultades (¿mentales?) sobresalientes para levantar de la tumba al rock sureño. Nada más lejos de la realidad. No hace falta ser un freak enajenado de la nota trivial de espectáculos, para saber a quién le está dedicando la empalagosa melodía esta luminaria del cine independiente norteamericano. Siempre digno y recreando papeles de elevado octanaje coprolálico como el vago sin oficio ni beneficio Willie de Bad Santa, produce un poco de pena ajena y algo de temor, presenciar la sonrisa y mirada sicalíptica al final del clip. Algo tendrá este actor de carácter que ya hasta se pasó por las armas a Halle Berry (cinematográficamente hablando).

Keanu Reeves with Dogstar. Isabelle. Ser un actor rico y famoso abre muchas puertas. Ser amigo íntimo de David Geffen, debe abrir las de un estudio profesional de grabación. A falta de una propuesta original, el buen Neo se dedica a plagiar el sonido garage y las texturas de
The Ramones en una especie de punk para consumo cafetero. Lo que queda de los Sex Pistols deben estar muy preocupados.
http://www.youtube.com/watch?v=Thc7P-mGcPc&feature=related

Patrick Swayze: She’s like the wind. Decidido a reivindicar el honor y la gallardía de varios de sus camaradas de sindicato debido a ciertos excesos creativos en el pasado; el señor Swayze, proclive a recetar madrazos a diestra y siniestra como alumno aventajado de Chuck Norris,
graba un clásico romántico para su lucimiento y que se integró al soundtrack de la película Dirty Dancing; filme que lo elevó a la altura de un semidios. Aunque es justo mencionar que esta balada melosa por sí sola lo podría haber convertido en un icono militante de los one hit wonders.
http://www.youtube.com/watch?v=N1F4fXXWNSw

Eddie Murphy: Party All the Time. Fueron tiempos donde un tira de Detroit hizo de las suyas en el exclusivo y esnobista suburbio de Beverly Hills, imponiendo la anarquía y la ética de un vengador anónimo. Aquí no es el caso. Ciertamente, se advierte al socarrón comediante
desenchufado del ambiente y hasta apesumbrado dentro de una atmósfera etéreamente gay no prevista. El cantante colabora con una rola (¡esa vocecita!) a pesar de la autoría de un Rick James (ya difunto) y que fue enchiquerado por sus continuos excesos con las drogas y las
madrizas que le acomodaba a sus amantes. Aunque la canción fue un exitazo, no estoy tan seguro que el señor Murphy se muestre orgulloso de ello.

Adam West: Miranda. Es muy conocida la participación de Adam West en ciertos productos musicales de culto surgidos a la sombra de la serie catódica dedicada a Batman, producida por William Dozier. De hecho, mi domadora posee un cassette que puede demostrar lo anterior dicho. Aunque todavía no hay un orate que haya subido una evidencia más confiable al respecto en el tubo catódico de la red que nos permita comprobar las cualidades del alter ego del murciélago enmascarado; a cambio dejo un fragmento que demuestra el enorme respeto que Bruno Díaz (o Bruce Wayne) siente por esta manifestación artística por mínima o pedorra que sea. Y por la vida de un grupo de borrachos como espeta su eterno comparsa ultraderechista Robín.
http://www.youtube.com/watch?v=43OPyw8_nY4

David Soul: Don’t give up on us. El conocido poli rubio Ken “Hutch” Hutchinson, cansado de limpiar las cloacas del bajo mundo a tiro limpio, de la perpetua compañía de su idiota pareja Starsky y de burlarse de manera racista todos los días de Antonio Fargas; instigado por su terapeuta en manejo de la ira, nos asesta sus empalagosas melodías capaces de sumir en un coma diabético a cualquiera de los rufianes que pulularon por la serie de televisión. Un aplauso para el iluminador de escena que le saca más brillo que un lustrador a su blonda cabellera.

William Shatner: Bohemian Rapsody. La realización de esta pieza naïve solo se puede entender a menos que el célebre alter ego del Capitán Kirk haya sido abducido por unos miserables alienígenas para un lavado de cerebro inmisericorde, eliminando con ello la resistencia de la capacidad militar de la nave Enterprise para invadir la Tierra, mientras contemplamos estupefactos este indescriptible cover del actor norteamericano… Mis respetos para un señorón que debe poseer un sentido del humor a prueba de balas como este chacotero producto audiovisual; que en honor a la verdad, es un estilo que viene cultivando desde sus días de gloria de la década de los setentas y que bien se puede erigir como un
antecedente directo de los choremas… En comparación, la furia de Khan la hace parecer bastante guanga.

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