Punto In

EL DIABLO, PROBABLEMENTE

La imaginería en el género del terror es tan rica y variada que a pesar de no contar con una deferencia más cordial dentro del circuito de los festivales europeos, no falta la estima que le han profesado algunos autores de grandes vuelos, que le han entrado con placer culposo a la elaboración de filmes en algunos casos, con pedanterías renovadoras. Entre los que han realizado una aportación legítima, inteligente y evocadoramente terrorífica, se pueden mencionar a Roman Polanski (Repulsión. 1965, El bebé de Rosemary. 1968, La Novena Puerta. 1999); Andrzej Zulawski (Possession. 1981), Alan Parker (Corazón Satánico. 1987) y Stanley Kubrick (El Resplandor. 1980).

A este grupo se puede unir Lars von Trier; L’enfant terrible que suele poner los pelos de punta nomás con su pura presencia en cuanto certamen le abra la puerta y que en la mejor tradición foxista, ha sido su propia lengua la que le propinó un brutal nocaut en el apogeo de su carrera y que lo convirtió en un apestado en la edición del festival de Cannes donde profirió tan tenebroso dislate… Dueño de un exquisito sentido para la composición y asumiéndose en la pose de un poeta romántico, Anticristo bien puede disfrutarse bajo la perspectiva de un canto a lo macabro, a pesar que la utilización de la música extra-diegética; la que tiene intención de auxiliar en la creación atmosférica, parece orquestada por un artesano competente sin trascender más allá del marco de referencia.

Si fuera nada más por su personalidad, cabría la posibilidad de etiquetar la conducta del realizador en la misantropía irredenta; pero lo que también queda claro a través de su iconoclasta filmografía es que es uno de los escasos directores que filma con una pasión arrebatada y este furor por lo general, queda impregnado en cada uno de los cuadros que componen una obra rabiosamente personal. Nunca muy dado a la sensiblería o sutileza ni siquiera en sus melodramas de folletín -Bailando en la oscuridad (2000); Rompiendo las olas (1996)-; sorprende la resolución formal del prólogo que dramatiza la muerte de un niño, hecho acaecido por una simple manifestación natural que está presente en la cotidianeidad humana: la ley de gravedad… Salvo el coito del prólogo, nunca más volveremos a presenciar gestos o caricias reconciliadoras entre los amantes agobiados por el peso de la culpa. Esta distancia emocional se acrecentará a medida que la desesperación y la angustia originen un cuadro patológico que amenaza con llevar a la mujer a un estado de putrefacción moral.

El personaje interpretado por Willen Dafoe intentará reconstruir una relación fracturada hasta sus cimientos más íntimos a partir de la racionalización del dolor en una convencional terapia de choque. En un viraje perverso, la mujer y el propio von Trier se encargarán de darnos a conocer a cuentagotas, la futilidad del esfuerzo ya que estamos ante un conflicto primario, por ende brutal y desmadrado en medio de un microcosmos donde la manifestación del mismísimo Satán se encontrarán paso a paso, en los troncos secos y podridos, en el cadáver de un zorro en avanzado estado de descomposición, en la degradación de la vegetación y hasta en el propio refugio habilitado para la reconciliación. Para ser un lugar llamado Edén, alberga demasiados demonios. De hecho, como en la célebre Evil Dead (1981) de Sam Raimi, la cabaña en el bosque oculta misterios y manifestaciones cochambrosas develadas a partir de grabados medievales de iconografía característica. Y entonces sí, con el desparpajo de un buen churrero, el realizador danés se da vuelo mandando al carajo las pretensiones artísticas, la lógica interna impecable con que suele cimentar sus relatos, convirtiendo a una fémina doliente en una arpía con una capacidad manifiesta para la crueldad verbal, la tortura corporal y el sexo sadomasoquista en un aquelarre esteticista hasta la médula.

Lo malo para la vanidad del realizador danés, es que la parte final de su pieza parece un pálido derivado de corrientes no muy apreciadas por sus excesos como el Mondo y el torture porn. De hecho, el realizador refuerza la noción enfermiza que había intentado equilibrar con el thriller psicológico al terminar la pobre Charlotte en una improvisada pira funeraria (La Tía Alejandra. Arturo Ripstein, 1985) y más por la secuencia final que evoca con intensidad la célebre película de Benjamin Christensen, Häxan, la brujería a través de los tiempos (1922), quizá la obra que tuvo en la mente a la hora de acometer este trabajo, fusilando eso sí, con elegancia y descaro. Como en Contrapunto News somos muy chipocludos y versados en el cine de arte, ahí les va el trailer de la película para apreciar la belleza formal de sus imágenes. Imperdible.

Antichrist (Anticristo)/ D y G: Lars von Trier/ F en C y BN: Anthony Dod Mantle/ E: Âsa Mossberg y Anders Refn/ M: Kristian Eidnes Andersen/ Con: Willen Dafoe, Charlotte Gainsbourg y Storm Acheche Sahlstrom/ P: Zentropa International Köln, Slot Machine, Menfis Film, Trollhättan Film AB. Dinamarca. 2009.

Share: