Punto In

UNA CRÓNICA DEL SANTO OFICIO

Ya en alguna reseña anterior se había puesto de realce la majestuosidad de la ciudad de Guanajuato como locación para el relato cinematográfico. En la industria musical dedicada a la manufactura de videoclips, hasta se volvió un cliché, pues da lo mismo que se trate de una balada romántica interpretada por Juan Penas, una canción de Maná que va por el estilo, un Enrique Iglesias en clave operística, las temibles estudiantinas lovales insertadas en películas sobre momias pendencieras o las comedietas protagonizadas por Pili y Mili y alcanza hasta bandas que le tunden a la música regional según la designación impuesta por la academia norteamericana que otorga el Grammy.

Dueña de una fisonomía que se presta como ninguna para el relato de corte fantasmagórico, lo raro es que la iconografía de la urbe no haya sido aprovechada por la buena cantidad de grupos militantes del hard rock, el trash, el gótico y demás variantes metaleras oriundas de la región; aunque habrá que entender que la maquila de videos supone una inversión financiera considerable no tan accesible para varias de las alineaciones en activo.

Minucia que les valió un comino a los integrantes de Légende, grupo originario de la capital del calzado y que dramatizaron con harto humor involuntario, una alucinante oda a la oscuridad, a los temores primarios a través de tres monjes declaradamente satanistas, o si no, con su particular gusto por la persecución como pasatiempo, nada raro en las costumbres de la Santa Inquisición.

légende 2

Visualmente tramado por medio de una imaginería convencional y técnicamente narrado a través de planos distantes que capturan la ejecución de los instrumentos en la época contemporánea, sorprende sin embargo la atmósfera tétrica en la apertura y el epílogo del producto visual, diáfana en su apuesta sobre el contexto colonial y cierto tono de podredumbre moral.

Ciertamente el resto del producto se aprecia inverosímil afectando sus intenciones primarias por un sentido carente de rigor. ¡Vamos! estamos hablando de una realización francamente amateur. A ello contribuye la edición sonora de la rola que opaca la voz del front man y que vuelve a la letra de “Inquisidor” casi ininteligible, amén de una interpretación sobrecargada que no logra disimular el playback.

Ambiciosa, el relato intenta crear el ambiente de un canto a lo macabro enfatizado con la edición de las viñetas sobre la mazmorra de tortura y utilizando los exteriores del Hotel Castillo Santa Cecilia en una evocación medieval. Sólo que la métrica del producto final parece apresurarse y la artificialidad del decorado se acreciente generando un elemento humorístico no intencionado. Bien mirado, si se hubiese optado por el tono sarcástico, de otra cosa estuviéramos hablando.

En cuanto al sonido, estos chavales prometen, ya que la armonía de los riffs y ese teclado al que le sacan texturas no convencionales, transforma la composición en un asunto de interés en cuanto al género dark y que han escuchado mis trompas de Eustaquio… sólo es cuestión de mayor compromiso en lo visual. Un roll de créditos al clip hubiera sido recomendable para deslindar responsabilidades.

Légende son:

Luis Gerardo Adona, Teclados

Víctor Bello, Bajo

Alejandro Cardona, Batería

Hugo Reynoso, Voz, Guitarra

 

http://youtu.be/IMqjcLSb3YY

 

 

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