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ENMUDECE EL PALENQUE ANTE AGONÍA DE GALLOS DE QUERÉTARO

Evidentemente, los jugadores de Gallos saben que el final de Querétaro en primera división está cerca. Foto: LigaMX.

México. La derrota de esta noche contra Monarcas podría ser definitiva para el cuadro de Ignacio Ambriz y, es que los números sentencian a los Gallos Blancos del Querétaro como el equipo que perderá la categoría al término de este Clausura 2013, todo podría quedar definido esta jornada 14 con el duelo del domingo entre Puebla y Jaguares de Chiapas.

Héctor Mancilla al minuto 77 dio el navajazo que parece definitivo, sus jugadores, directiva, cuerpo técnico y afición lo saben, el descenso está cerca y parece inminente que Gallos volverá a la división de ascenso.

Este domingo Puebla definirá todo, si no pierde contra Jaguares y Atlante le gana a Guadalajara, todo estará dicho, más aún porque San Luis y Atlas se juegan este sábado la vida, pero un empate, salva a ambos equipos.

La única esperanza queretana es que en el Alfonso Lastras haya un ganador, de esta forma, Querétaro deberá ganar los tres partidos que quedan y que alguno de sus rivales de descenso sucumba para que así le salven el plumaje, pues de quedar igualados, la diferencia de goles también es negativa para el cuadro de Ambriz.

EL PARTIDO

Querétaro dejó claro que quiere vivir, lo demostró en la cancha del Morelos, pero Monarcas, que piensa en la calificación hizo lo necesario, sólo un gol la diferencia.

Wilberto Cosme pudo abrir el marcador y otorgar cierta paz a sus compañeros, pero el goleador de ébano tuvo una noche triste. Erró un sencillo cabezazo durante el primer tiempo. En el complemento, se tardó en otorgarle el balón al joven Amaury Escoto, cuando los visitantes armaron un contragolpe que amenazaba con generar peligro en el marco defendido por Federico Vilar.

Sergio García fue quien los mantuvo en la pelea. Estoico, el guardameta queretano detuvo envíos de Jefferson Montero, Joao Rojas y Mancilla… Hasta que el andino lo dejó congelado con la magistral ejecución que desató la tristeza entre jugadores, cuerpo técnico, directiva y afición de un club que ya siente el ardor del infierno.

No era la velada de la resurrección. El silbatazo final de Roberto García significó la sentencia para un plantel sentenciado al descenso.

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