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RENDIJA POLÍTICA; INICIA LA CUENTA REGRESIVA DE MIGUEL MÁRQUEZ

Por Adolfo Enríquez vanderkam

El poder se va desgastando cuando el funcionario entra a la recta final de su encomienda. Esto ya le está empezando a suceder al gobernador de Guanajuato, donde cada día que pasa la gente que lo llenó de elogios busca asegurarse su futuro y se “arrima” al nuevo proyecto del pre-candidato que ven con posibilidades de sucederlo.

Miguel Márquez comienza a perder fuerza y su influencia pesará menos con el correr del tiempo, y no solo en su administración, sino también en su partido. Y ya hay ejemplos, donde algunos actores políticos empiezan a “faltarle al respeto” y hasta están dispuestos a una confrontación abierta si el gobernador trata, por última vez, de imponer los candidatos del PAN para el 2018.

Uno de esos “gallos” es Fernando Torres Graciano, que sabe no tiene las simpatías del gobernador para que sea su sucesor y exige que sea la militancia la que decida quién será el candidato a gobernador, porque sabe que con dicho método no tiene contrincante y ganaría fácilmente la elección interna. Y esos “levantamientos” contra el dedo de Miguel Márquez Márquez empiezan a crecer en el corredor industrial y en el norte y sur del estado.

Así es de ingrata la política y más cuando un supuesto liderazgo fue ganado con la ayuda que de la nómina oficial y no por una ideología, un proyecto o un trato digno a los colaboradores. La empatía de Márquez con sus allegados no es por pensamientos, los tiene copados por un cheque salarial y todos sabemos que el cariño comprado ni sabe querer ni puede ser fiel.

Dentro del PAN ya hay rebeldía y le costará mucho trabajo al gobernador realizar nuevamente la operación “dedazo” que llevó a cabo en el proceso electoral del 2015. Muchos no están dispuestos a permitírselo, sobre todo aquellos que no son del grupo afín de Márquez…y son muchos. Para el 2018, las cosas no serán lo mismo y eso acarrea serias visiones de posibles conflictos internos.

Sentirá en carne viva lo que sufrió su “padrino” y antecesor Juan Manuel Oliva Ramírez, donde de gran elector pasó a ser un político incómodo con el cual ya nadie quería tomarse la foto. Él mismo se la aplico a Oliva, ahora se la aplicarán a él, y de eso que no le quepa la menor duda.

Y lo mismo le está sucediendo ya con su gabinete, otrora servil hasta la ignominia y es bien sabido que ahora hay quienes no obedecen sus órdenes a raja tabla y otros que hasta las contras le están jugando. Como cuando se acerca el fin de cada sexenio, se empiezan a marcar distancias y en los temas espinosos, nadie está dispuesto a salir raspado, como el caso de los terrenos para la Toyota, las medicinas para el Seguro Popular, la compra de tablet´s, mochilas, uniformes y no se diga del Programa Escudo, donde se abrirá una caja de pandora a la primera auditoría independiente que se le practique.

Los “pecados administrativos” de la administración de Márquez Márquez son cada vez más pesados, y justo de lo que él mismo renegó en su campaña en el 2012, exactamente igual renegarán de él, marcarán distancia, lo querrán tener lejos y sabrá que las lealtades no son para siempre, ya que tampoco Márquez las supo sostener a quien lo impulsó…e impuso.

Tal vez logre negociar una nueva posición, cuyo lugar sería en el Senado de la República, pero esto solo será producto de inconfesables negociaciones y no resultado de su buen gobierno, pues cuestiones como corrupción, irregularidades, tráfico de influencias, ineficiencia y uso de información privilegiada para beneficio de particulares ya tienen manchada su imagen, que si a esto le sumamos una inseguridad que ya coloca a Guanajuato como la tercera entidad más violenta del país, pues entonces se puede concluir que Márquez cerrará su sexenio con los mismos -sino es que más grandes- señalamientos que persiguieron, persiguen y perseguirán a su antecesor Juan Manuel Oliva Ramírez.

La única diferencia entre ambos personajes sería que Oliva sabe de cuestiones electorales y Márquez sabe de…bueno, fue buen seminarista y goza de cabal salud.

Adolfo Enríquez Vanderkam  Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

Adolfo Enríquez Vanderkam
Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.

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