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#CHINOPINIÓN: SOMOS UN PAÍS DE MIERDA

Somos un país de mierda.

Quise buscar una manera más amable o políticamente correcta para decirlo pero no la encontré… o quizá sí pero opté por dejarlo tal y como lo pensé desde el principio.

Que quede claro un punto: no hago esto por subirme al tren del mame, al “hype” de los pro migrantes o a los temas de moda que están saturando nuestras redes.

Lo hago porque realmente me siento mal, deprimido, triste por saber que aquí en mi país, somos la misma mierda que siempre criticamos; pecamos en lo que pedimos que los demás no pequen; somos racistas, somos culeros.

No soy un experto en el tema de la “Caravana Migrante”, y no, tampoco quiero aparentarlo. Soy un simple ciudadano que se enfermó de tristeza leyendo comentarios tan vacíos como dolorosos “rogando” a las autoridades que acabaran con ellos, con los migrantes, que acabaran con sus esperanzas de tener una vida mejor.

Razones tendrán miles (y en su derecho están) para soñar con un mundo “no tan malo”, para algunos México es su respuesta, dado que saben que llegar a los Estados Unidos es francamente una utopía.

El debate está en lo político, el peso de un tratado de libre comercio que aún no se firma parece ser mucho, y nuestro país atraviesa por un momento en el que una mala decisión podría definir el futuro de la nación.

Sin embargo eso no nos obliga a juzgar, a hacer pedazos y a querer destrozar al vecino. Tantos años de ser discriminados por Estados Unidos y otros países pareciera que no nos enseñaron nada.

El punto que más me hace trizas el corazón es cuando recuerdo aquel fatídico 19 de septiembre de 2017. El día del temblor.

Lloraba con los ejemplos de unidad que teníamos como país y la solidaridad que llegaba desde el exterior. No todo eran buenas noticias y sin embargo, cuando las lágrimas corrían ahí, en los escombros, siempre había una voz de aliento que invitaba a seguir. Hoy me niego a creer que todo eso quedó en el olvido.

Odio generalizar y aunque mi título suena así no pretendo hacerlo. Abogo a la consciencia colectiva.

Quizá no soy un experto en temas migratorios, quizá omito (y hasta desconozco) los protocolos que deben seguirse para no coartar el libre tránsito de los migrantes.

Pero de derechos humanos, de humanidad en sí, deberíamos saber todos.

Porque en solidaridad somos expertos.

Me niego a dejar de creerlo.

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