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DIEGO Y SU PRIMERA RESACA

GUANAJUATO, GTO.- Todavía con tufo a mala decisión, Diego Sinhué Rodríguez Vallejo llegó a tiempo a su toma de protesta como gobernador constitucional del estado de Guanajuato.

Él, y su inseparable botón, aparecieron 15 minutos después de las 11 de la mañana en el vasto edificio del Congreso del Estado. 

Ahí, justo frente a él, le sonreían las causas de su primera resaca como titular del Poder Ejecutivo. 

Me refiero concretamente a Carlos Zamarripa Aguirre y Álvar Cabeza de Vaca, quienes repetirán como procurador y secretario de Seguridad, y a quienes, como se dice acá en el barrio, la mayoría de la porra les saluda. 

“Por lo menos hay treinta felicitaciones publicadas” dijo  Zamarripa con tal seguridad… que ya la quisiera el estado. 

Cabeza de Vaca por su parte, dejó entrever que si antes eran intocables, ahora lo serán más. 

“Todo lo relacionado al tema (de nuestros nombramientos) serán tratados por Luis Ernesto Ayala (secretario de Gobierno)”, dijo Cabeza de Vaca en una de esa veintena de entrevistas rechazadas en “La Casa del Pueblo”. 

El silencio de “Batman y Robin” sobre estos temas públicos no hizo más que huecas las palabras de Diego. 

“Mi gobierno será abierto y transparente” decía el joven gobernador de 37 años después de rechazar sistemáticamente preguntas de reporteros nada “fifís”. 

Independientemente de ello, Diego se dio tiempo de leer, ya casi sin titubear, sus tres principales ejes de gobierno. 

“Uno. Vamos a regresar a las familias la seguridad, la paz y la tranquilidad (…) Dos. Vamos a fomentar el crecimiento económico sostenido (…)  Tres. Daremos un renovado impulso al desarrollo social.”

Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, gobernador de Guanajuato.

Eso arrancó los aplausos de la asamblea panista, perdón, de la sesión del pleno del Congreso, en donde los únicos que no  lo hicieron, además de los reporteros de a pie, fueron los de la llamada oposición. 

Un contrapeso tibio que más allá de las caras largas, llegó a diminutos letreros sobre los escritorios de los cinco diputados de MORENA, diciendo no a los nombramientos de Zamarripa y Cabeza de Vaca.

La protesta pasó tan desapercibida, que algunos presentes apenas y lo notaron.

De hecho, ante el nada gimnástico discurso de Diego, muchos de los panistas aprovecharon para echarse uno que otro clavado en sus redes sociales. 

Fox, Martha Sahagún, y el senador con licencia, además de gobernador con licencia, Manuel Velasco, fueron otros de esos irresistibles distractores. 

Sobre todo Fox, sentado ahí, enfundado en un saco tan azul, que  habría motivado el acercamiento del mismísimo Manuel Gómez Morín. 

Pero nada. Carlos Medina, Juan Carlos Romero Hicks, Héctor López Santillana y hasta el vituperado Juan Manuel Oliva, lo castigaron con el látigo de su desprecio. 

Lo único que Fox logró atraer, por azares de logística, fue a Felipe Solís Acero, subsecretario de Enlace Legislativo y Acuerdos Políticos de la Secretaría de Gobernación, en representación del presidente de la República, Enrique Peña Nieto. 

Es decir, en lenguaje de Montgomery Burns, “un lacayo del nivel 15 -D”. 

En fin, “haiga sido como haiga sido”, Diego ya es gobernador del estado de Guanajuato y, a partir de hoy, hasta el 2024, cargará las cruces de los muertos que ya son suyos. 

Carlos Zamarripa y Álvar Cabeza de Vaca

 

Vicente Fox y Martha Sahagún

Ernesto Prieto (diputado de Morena)

Héctor López Santillana, Carlos Medina y Juan Manuel Oliva.

 

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