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EL CUERNO DE LA ABUNDANCIA / por: Gerardo Mares

Ahora que la mayoría de los espectadores se están enajenando con la blanda visión apocalíptica de World War Z, no estaría mal echarle una mirada a un valiente documental que presagia una inminente hecatombe de no cambiar el estado de las cosas; un delicado asunto de salud pública a nivel internacional que a su modo y desde la clandestinidad, ya se había esbozado en el segundo capítulo de la saga sensacionalista “Mondo Cane” (Este perro mundo. 1963-1988) acerca de la cruda exposición de las condiciones antihigiénicas en el interior de las granjas avícolas que proveen el principal suministro a Kentucky Fried Chicken.

Lo terrible del caso que denuncia Food Inc. no es tanto las insalubres condiciones de crianza, sacrificio y empaquetamiento de la carne que a pesar de su elevado estándar aséptico, se pueden crear colonias de bacterias letales para el ser humano; tampoco es lo más relevante mostrar los efectos de una agricultura llevada al extremo con ayuda de la modificación genética y una forma de cultivo estandarizada que poco a poco está llevando a las tierra fértiles a un proceso de degradación y erosión irreversible. A pesar de estar presente en gran parte del corpus narrativo y sin quitarle importancia tampoco es lo más importante la documentación de brotes insalubres causados por una variante letal microbiana de E. Coli y las muertes que ocasiona este enemigo invisible; nota roja que se consigna con una alarmante frecuencia en los medios de comunicación.

El leit motiv del documental es mostrar el status quo de una poderosa industria intocable hasta la fecha, revelando la cortina de humo que han establecido estas corporaciones acerca de la calidad de sus procesos y sus productos y pasarse por el arco del triunfo la obligación de etiquetar un mínimo de información básica para conocimiento del consumidor; manto obtenido gracias a la complicidad gubernamental conseguida mediante cabildeos; en otro retrato de una clase política tan corrupta e hipócrita como la nuestra, convirtiendo de pasadita a los Estados Unidos como el mayor exportador de alimentos basura a escala global.

A las empacadoras de carne no les va mejor; así, las escenas aéreas sobre los CAFOS (centro de operaciones de alimentación de animales concentrados) ofrecen una detallada descripción del probable surgimiento de bacterias resistentes a los antibióticos conocidos; donde el ganado engordado con una alimentación modificada y no apta para su normal crecimiento rumia imposibilitado para deambular y termina con los músculos atrofiados sumergido en un verdadero lago de desperdicios orgánicos como caldo de cultivo para la inoculación de estas colonias de bacterias casi imposibles de contener. No contentos con las aristas de la investigación, los productores del largometraje se atreven a denunciar una situación laboral solapada por las hipócritas autoridades gringas: de una extensión considerable, estos mataderos fundamentaron su expansión y riqueza en la explotación laboral sobre emigrantes latinos y obreros afroamericanos analfabetas, desnaturalizando un oficio que en tiempos pasados fue motivo de orgullo para la clase media sajona y de la que fueron desplazados sin darse cuenta.

A final de cuentas, el filme es una crónica desalentadora sobre la sustitución de la granja tradicional por una fábrica de dimensiones colosales como lo apunta con precisión la narración en off. A este respecto resulta revelador como los pequeños granjeros escasamente ilustrados son maltratados, vejados y sometidos a capricho de unas multinacionales sin rostro definido, salvo la que muestran sus estéticos logotipos, por medio de prácticas francamente gangsteriles. Incluso el periodismo liberal se ve maniatado para exponer o investigar el estado de salud de una industria que alimenta a millones debido a la exportación de sus productos, lo que en términos llanos ha sido señalada por sus propios expertos en nutrición como chatarra.

Estremecedora como pocas; a decir por lo expuesto sobre el caso del niño fallecido por una bacteria no clasificada, jambarse una hamburguesa en cualquiera de las franquicias instaladas en México es una especie de ruleta rusa; producto que llevó a la muerte al infante por una variante de cólera hemorrágico resistente a los antibióticos. Hoy es día que la ley Kevin, nombrada así en su memoria, fue vetada por el otrora gobernador Arnold Schwarzenegger y aún no ha sido revisada para su futura aprobación en las cámaras legislativas respectivas; otra buena intención que ha terminado en la congeladora. Después de apreciar las evidencias del filme hasta dan ganas de convertirse al veganismo duro y puro, lo cual ya no me parece tan mala la idea.

Comida S.A. (Food Inc.)/ D,E y P: Robert Kenner/ F en C: Richard Pearce/ E: Kim Roberts/ M: Mark Adler/P: Magnolia Pictures, River Road Entertainment, Participant Media. EUA. 2008

GERARDO MARES RODRÍGUEZ: CRÍTICO DE CINE Y RESEÑA MUSICAL DE LA REVISTA 012, EL PORTAL DE NOTICIAS RUTA BJX Y CONTRAPUNTONEWS.COM

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