Nuestra mente es esencial, sin ella no somos nada; tras una plática con mi hermano (de esas que tienes con una caguama en la mano y el control de ps3 en la otra), estuvimos de acuerdo de que en realidad, somos parecidos a Krang, el villano de las tortugas ninja. Controlando una imponente masa de conexiones y extremidades, ese pequeño Krang siente y es la base de todo; es eso, o de una manera más simplista, es una masa gris que expresa sentimientos.

De eso trata Intensa- Mente, bueno, no de Krang ni de la cosita gris que yace en nuestro cerebro, pero sí de nuestras emociones y del día a día de un ser humano. Podría parecer una película con una trama mundana o viendo el otro lado de la moneda, confusa (nunca se es feliz) pero los genios de Pixar han construido no una película, han hecho una obra de arte.

Riley es una niña que como todos nosotros tiene 5 emociones principales: Felicidad, Asco, Miedo, Furia, y Tristeza, estas emociones viven dentro de su cabeza y la guían en su vida. Riley es feliz con sus padres, tiene experiencias que la hacen crecer y crear sus principales motivadores por medio de islas en su mente, estas son la base de toda su mentalidad. Las cosas se complican poco a poco cuando ella se muda con sus padres a San Francisco, y las cosas no son como antes y dentro de su cabeza, se libra un aparente conflicto de poder entre las emociones, principalmente entre Felicidad y Tristeza.

 

Un viaje en el que todos aprendemos algo.

Un viaje en el que todos aprendemos algo.

 

El único referente que yo pueda recordar similar a la película es aquel último segmento en “Todo lo que quiso saber de sexo pero no se atrevió a preguntar” (1972) de Woody Allen, donde vemos cómo es el trabajo debajo de nuestra piel específicamente a la hora del coito; es una idea poco explorada en el mundo del cine, y mucho menos una que esté tan impecable por donde se le vea. Pete Docter además del director es el guionista principal basado principalmente en sus experiencias de niño, así como las experiencias y el batallar de ser padre de una hija rebelde. Deja claro desde el principio que Intensa-Mente no necesita de un villano forzado para avanzar, y tenemos una  dinámica con tristeza y alegría mientras nos adentramos al cerebro humano de una manera tan curiosa y que nos hace pedir más de este universo tan imaginativo, todo a través de un guión sólido y la trama.

Alegría es la protagonista del cerebro de Riley y de la película, por obvias razones es positiva en todo lo que hace, controladora ocasionalmente, esto no se vuelve molesto, después de todo es bastante realista, la felicidad es la sensación que todos deseamos obtener en la vida, menospreciando las demás. Hay un momento hermoso en el que comprendemos que esta relación es más fuerte debido a que ella fue la primera de todas sus emociones, de ahí la dependencia de Felicidad por hacer de la vida de Riley, la mejor.

Tristeza por otro lado es incomprendida y menospreciada, todo esto arrancando una buena serie de carcajadas, para después darnos un mensaje atrevido y maduro: La tristeza es necesaria en nuestras vidas, es nuestro duelo y nos hace aprender y sentir con aprecio los demás momentos que nos sucedan. Esto deja una puerta abierta a que los niños o adultos no le tengan miedo a sentirse así, que es un momento intrapersonal y que con la ayuda de sus seres queridos las cosas mejoran. Aunque ciertamente Intensa-Mente es una película enfocada más a un público adulto, no digo que un niño no la vaya a disfrutar, pero el guión, las situaciones y en ocasiones el humor va más allá y uno como adulto se siente reflejado en esto, comprende por qué le pasaban este tipo de cosas, y nos deja riendo o llorando, en muchas ocasiones.

Las otras emociones son un deleite; de todas, mi favorita era Disgusto, cada momento que hablaba o interactuaba con las demás emociones me dejaba riendo, su forma de ser molesta e incluso su diseño, al igual que Miedo e Ira. Este trío son más como un “comic relief” pero se siente integrado a la historia del otro dúo, y también vemos sus personalidades en lo que hacen y expresan, vemos que todo lo que hacen no es en un afán egoísta, es para ayudar y cuidar a Riley, su diosa. Esta aproximación de uno con un sentimiento es mucho por la forma de ser de cada uno, y eso es maravilloso, como anteriormente habíamos descrito, esa es la dinámica ganadora de un equipo: la asimilación de un particular basado en su forma de ser.

Michael Giacchino… merece una maldita estatua; este sujeto es un insulto para otros compositores que presentan múltiples trabajos en un año y suenan idénticos. Vuelve en tan sólo 2 semanas con otro proyecto (el anterior siendo Jurassic World) y en primera constatamos que cuando trabaja con Pixar, se siente libre de explorar los temas que quiera y jugar con distintos sonidos; sus anteriores trabajos como Rattatouille, Los Increíbles, y Up constatan esto, de una dinámica personal con el director que deja trabajos emblemáticos. Este caso es uno de ellos y presenta una gama de temas muy interesantes, especialmente con tristeza y felicidad, donde nos expresa a través del sonido que el tema feliz puede mutar a uno bastante melancólico, y el de la tristeza es purificador y grandioso.

Nunca alejado de sus raíces de jazz y finura a la Henry Mancini, es una costumbre que en una película donde Giacchino trabaje, uno se sienta y aprecia con sus oídos los créditos finales.

 

Puedo decir orgullosamente, que me fascinó Intensa-Mente; lloré, reí, aprendí, y me dejó satisfecho, con la sensación que dejan esos proyectos increíbles, donde constatamos que para esto sirve hacer cine, para maravillarnos y contarnos una historia como ninguna otra. Sería un insulto que perdiera taquilla frente a la de los Minions, cosa que probablemente pase, pero le auguro un futuro increíble a esta película, y para Pixar, es una sacudida después de años de andar tropezando para demostrarnos, por qué sigue siendo el estudio favorito de muchos.

 

Y no me escuchan decir o escribir esto a menudo, pero el doblaje es fantástico.

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