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LA INCONFORMIDAD DESDE LA TRIPA / por Pablo (Cristeros)

Por: Pablo Abraham Méndez Cruz (Cristeros). León, Gto.-  El pasado sábado 7 de julio fue para mí el inicio de un peregrinar, de alguna forma el despertar de mi pueblo grande, mi bonito León, Guanajuato. El despertar de una juerga muy larga que tuvo como momento cumbre el licor de unas elecciones adulteradas; en el ambiente se respiraba una resaca de siete días, durante los cuales nos habíamos autorecetado el analgésico virtual de videos, imágenes y movilizaciones a lo largo y ancho de nuestro país, poniendo como punto de encuentro, la protesta del 7 de julio en contra de la imposición del también virtual presidente electo Enrique Peña Nieto.

El sábado desperté tratando de recuperarme de una exhaustiva jornada de trabajo, una noche antes en Revolución bar con mis compañeros y amigos Cristeros.

Ese día en particular estaba realmente crudo, lo admito, y el diablito en miniatura de mi conciencia me decía dulcemente al oído “no te levantes, ¿ya pa’ qué la haces de jamón? No atiendas tus invitaciones de facebook, a menos que se traten de peda en casa de Eskeda o de una tocada”. Y sí, estuve a punto de sucumbir a tan empalagosas reflexiones, cuando en escena aparecieron mi madre y una de mis hermanas, ambas de entrañable formación conservadora y declaradas simpatizantes del PAN y su candidata Josefina Vázquez Mota.

Está de más decir que, durante los últimos tres meses, nos vimos enfrascados en discusiones y enfrentamientos, porque un servidor no reparaba en recordarles mi preferencia hacia el candidato de las izquierdas, y en cuanto había oportunidad les señalaba cuán equivocadas estaban (según yo) en su orientación política. Claro que en general, lo hacía para molestarlas (sucede hasta en las mejores familias) y me dice mi madre con una voz dulce como de “madre en sábado al medio día”, “Uh, ahí está, ¿qué no vas a ir a protestar? Si mis piernas me lo permitieran hasta yo te acompañaba…” 17 minutos después, ahí estaba yo en el Arco de la Calzada de León, Gto., y llevaba conmigo la bendición y la virtual protesta de mi madre en el corazón.

Debajo del Arco y del León de la Calzada había más gente de la que yo esperaba, jóvenes en su gran mayoría; honestamente fue para mí una sorpresa, más por la referencia inmediata que tenía al haber asistido a una convocatoria similar el pasado 3 de julio, donde apenas unas decenas de ciudadanos llegamos a la protesta, que fue a nivel local, además de que en nuestro pueblo no estamos precisamente acostumbrados a protestar, ni a manifestar en público nuestro descontento; aún así el encabronamiento, la indignación y la energía eran las mismas.

Mi experiencia en estos menesteres de las manifestaciones y las marchas, que está casi fundamentada en las imágenes de internet y en las de la tv, me obligaron a buscar a al menos otro despistado como yo, para mínimo hacer como que sabía lo que estaba haciendo. Vi muchos rostros conocidos, algunos amigos y amigas entrañables y en seguida me di cuenta que el espíritu era el mismo, ya que sin conocernos, todos hablábamos un solo lenguaje y nos movía la misma causa.

Ahí mismo se hicieron cartulinas y mantas, se desgañitaron megáfonos, que más bien parecían “chicáfonos”, pues no lograban transmitir a todos los ahí presentes, lo que a través de ellos se expresaba; otros llegaron con utilería; una chica llevaba el cascarón de una tv; un tipo su máscara de “V” de venganza y hasta una urna de la elección para presidente municipal (que no tenía boletas, cabe señalar). Ahí comenzó la protesta, algunos automovilistas (la mayoría) sonaban el claxon en señal de apoyo para los ahí congregados. Momentos después, sin más ni más, con el ruido inentendible del megáfono que deduje estaba dirigiendo, comenzó la marcha.

Pensé que como estábamos en León, desfilaríamos en la comodidad, la seguridad y el adoquín de la calle Madero, pero no, para mi sorpresa los punteros viraron rumbo al Malecón del Río para tomar el bulevar Adolfo López Mateos, ahí me di cuenta que las protestas no son como las pintan y que sí había gente que sabía lo que estaba haciendo.

En las azoteas y ventanas de las casas se asomaban las personas y me llamó la atención un anciano en la calle Progreso, que vitoreaba a la marcha y alzaba las manos emocionado. Ya en López Mateos, vi la imagen que valió para mí todo el esfuerzo, “un par de chicas”, una con su cartulina y otra apoyándose de una andadera, me recordaron lo que momentos antes me había dicho mi madre, fue cuando para mí todo cobró sentido; le tomé video a las chicas y lo dejé de hacer al ser descubierto, (digo, tampoco soy reportero).

Los automovilistas, algunos apoyaban con el claxon, con sonrisas y agitando la mano como dando ánimos, otros como los de una “troca” tipo lobo y con pinta de texanos mentando con su bocina la madre; los de una vagoneta con pinta de Daddy Yankee igual de inconformes (conclusión: reggetoneros y gruperos votaron por EPN) y aquí debo mencionar que en la manifestación no vi a ninguna persona con pinta de metaler@ (conste que dije con pinta, no quiero pensar que no los hubo).

Llegamos pues a la calle Hidalgo rumbo a la zona peatonal, donde hubo una procesión por toda la Plaza de los Mártires del 2 de enero, para terminar la protesta frente a la Presidencia; ahí algunos del movimiento #yo soy 132 León, improvisaron un podium para que algunos de los manifestantes se expresaran. De ahí honestamente no supe cómo, ni cuándo se decidió moverse a las oficinas del IFE que se encuentran en la colonia Andrade. Por fin tomamos la calle Madero, sólo que para darle más sabor al caldo, fuimos en sentido contrario a los automovilistas.

Inesperadamente se suscitó una mini protesta afuera del Sol de León, cuya participación en esta trama, se vió eclipsada por Televisa, pero en ese momento se le recordó, que también tiene con el pueblo una factura pendiente.

Afortunadamente, nuestros H. Cuerpos de Policía y Tránsito Municipal, ya habían dispuesto un operativo para salvaguardar nuestra integridad física, ya en ese momento trataba de grabar en mi mente las consignas que se habían lanzado desde nuestra partida en el Arco de la Calzada, que para mí en lo personal, fueron la mejor catarsis para nuestra inconformidad y creo que todas se merecen un trato aparte para comentarlas.

Llegamos a las oficinas del IFE en la colonia Andrade, y simbólicamente se clausuraron con todas las cartulinas y mantas que llevaban algunos de los que pudimos llegar hasta este momento de la manifestación pacífica. Ahí se improvisó una mini asamblea que dejó como acciones a tomar “boicotear a Televisa, TV Azteca y a las tiendas Soriana”. Para entonces yo estaba pensando en ir por un refre, precisamente a Soriana pero tuve que desistir; se acordó también otra protesta para el próximo domingo 15 de julio y seguirnos compartiendo información a lo largo de la semana; de ahí se rompió una jerga… y cada quien se fue a donde quiso, yo en lo particular quedé satisfecho y orgulloso de este segmento de la población, que me dio al menos, otros ocho días de esperanza.

 

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