Esta semana es curiosa la situación de nuestras taquillas de cine: para empezar, el estreno más grande es Transformers 4, de la cuál, ya he dado mi opinión; cosa que al final de cuentas no evitará que tanta gente se amase a ver la película…. y está bien. Si eso les parece entretenido o les genera morbo, no tengo ningún problema. Pero lo que resulta más curioso, es que, de entre todas las películas que uno ve con desesperación frente a la caja, buscando otra opción (mejor conocida como la opción palomera), una sobrevivió otra semana de cartelera,  y yo que le auguraba una corta duración en salas.

Pero así es esto del mundo de las sorpresas y Philomena estará por otra semana, siendo la opción para aquel no quiera asistir a la última entrega de Michael Bay. Sobre todo, una opción buena para ir al cine.

Martin Sixsmith es un ex periodista buscando una historia la cuál le pueda otorgar algo de su fama perdida; en una reunión platica con una editora la cuál le menciona que las historias de contenido humano son las que funcionan.

Al mismo tiempo, conocemos la historia de Philomena, una anciana que por 50 años ha ocultado un gran secreto: trasladada a un convento por su padre, en una ocasión conoce a un joven y termina embarazada de este. Las monjas no ven con agrado su situación y la tratan a regañadientes. Ella se pone a trabajar en la lavandería del convento y se le permite ver a su hijo una hora por día; desgraciadamente, los niños que radican en dicho convento son tratados como huérfanos y dados en adopción, separando de manera trágica a Philomena de su retoño.

Han pasado 50 años y con tristeza decide contárselo a su hija, la cual trabaja como mesera en la fiesta donde asistió Martin; menciona la historia de su madre con la finalidad de que Martin investigue sobre el paradero del hijo de Philomena, y este ve en la historia una posibilidad de poder publicar algo.

Philomena funciona en gran parte por la química de nuestros dos personajes principales. Con el papel protagónico tenemos a Judi Dench, la resulta muy agradable de ver, mucha de la audiencia reconocerá a Dench como la seria y fría “M” en varias películas de James Bond, aquí es una anciana que se lamenta de su separación, y sobre todo una anciana que, a pesar de todo lo que una institución religiosa le hizo pasar, no abandona sus creencias y optimismo. Dench posee unos ojos azules muy bonitos y que expresan un optimismo que vence a sus pecados y el peso moral que carga.

Y aquel que tiene que soportarla por toda la película es Steve Coogan como Martin; no es que Philomena sea horrenda e insoportable de aguantar, es simplemente una anciana creyente que choca con la posición de ateo de Martin. Coogan fue guionista de la película y hace un trabajo cumplidor, vemos un periodista que poco a poco se preocupa más por la situación de la anciana y menos en el hecho de conseguir fama con una historia atrayente.

Considerando la fama de los Weinstein y su afición por producir películas de denuncia ante la Iglesia católica, tenía la idea de que vería una película muy escandalosa y agresiva en cuanto a este tema. Teniendo como referencia “Las Hermanas Magdalenas (Peter Mullan 2002)” en sus producciones y temática similar esperaba algo rudo; lo que es Philomena es una historia que si bien no niega estos momentos, no me parece muy crítica…o por lo menos si esa era la intención no es muy bien realizada.

Es el motor de toda la película, eso es claro, pero nos encontramos por la decisión de Philomena y el ser buena católica, el aprender a perdonar y lograr su cometido, mientras que Martin es el lado crítico y de juicio ante las decisiones de las madres, es algo interesante que sucede con la película y que permite una plática interesante con el que te acompañe para saber su opinión: ya que tienes dos visiones del mismo problema ¿Por cuál te sentirías más involucrado?

Una historia fluida y atrayente, con actuaciones cumplidoras y lo mejor que rescataría de la película, es ese maravilloso “Score” de  Alexandre Desplat, cada vez más fluido, más libre….y nunca deja de lado un toque elegante que me recuerda al genial John Barry.

Si bien no es de lo mejor de Stephen Frears, no es horrible; Frears parece que se ha vuelto un director de películas que parecen de televisión, yo en lo personal espero algo parecido a “Alta fidelidad (2000)” pero con Philomena presenta una propuesta digerible y para aquellos con temor a perder neuronas esta semana.

 

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