Hay películas que cambian la forma de hacer cine en su tiempo, estas películas suceden en cualquier etapa, desde las mudas hasta nuestros tiempos. Psicosis es una de ellas.

Desgraciadamente se ha vuelto una película que sufre a la hora de hablar de ella: ¿Qué decir? ¿Qué no mencionar? ¿Está mal hablar de ella?. Es cierto, cambió el panorama del cine, del género de terror y hasta la relación música/montaje, pero es una película que para futuras generaciones vive más de su imagen y leyenda, que de ser apreciada. Sólo hace falta mencionar la escena de la ducha y sabemos a qué nos estamos refiriendo y el giro de la trama.

Pero pasan los años, y sigue manteniendo algo que la mantiene en los anaqueles de rentas, en venta, en linea, y en boca de todos: sigue siendo entretenida.

Tras la habitual secuencia de créditos del magnífico Saul Bass, nos trasladamos a un hotelucho de Phoenix, donde una pareja tuvo un encuentro fogoso a la hora de la comida. Mientras Marion Crane (Janet Leigh) se viste para volver al trabajo, su amante Sam Loomis le pregunta que cuándo pueden volver a verse; él acaba de salir de un matrimonio difícil, y su relación con Marion no ha sido muy formal.

 

Relación basada en encuentros fogosos y nada más (no es que nadie se esté quejando de esto, pero hace falta un poco de amor en ocasiones)

No se ve que se aburran en esta relación, pero Marion desea algo más que sexo casual y candente en hoteles.

 

Sam ama y desea a Marion, pero su situación económica le impide volver a llevar una vida formal, su trabajo en la ferretería le da verguenza y le gustaría tener más dinero para intentar algo con su nueva pareja. Con honestidad, Sam decide dar el siguiente paso y quedan en tener una cena formal con la familia de Marion.

Marion regresa a su trabajo en una oficina de inmuebles, donde llega un sujeto millonario, amigo de su patrón. El hombre coquetea con ella y le menciona que su hija está a punto de casarse, por lo tanto le decide comprar una casa de 40, 000 dólares; el hombre, de antiguas costumbres y aparentemente algo ebrio, lleva el dinero completamente en billetes, algo inusual para este tipo de compras.

Su jefe manda a Marion a depositar el dinero en el banco, a lo que ella accede hacer, pero argumenta que no se siente bien de salud, y por ello regresará a su hogar. Lo que Marion acaba de ver en ese dinero, es la oportunidad que Sam y ella han estado esperando, así que de manera inesperada se fuga con el dinero. Seguimos a Marion en su huida, cada vez más paranoica sobre su posible descubrimiento.

 

Momentos en el que la película nos hace cómplices y vemos poco a poco como la paranoia la carcome.

Momentos en el que la película nos hace cómplices y vemos poco a poco como la paranoia la carcome.

 

Marion decide llegar con Sam, pero una tormenta surge en la carretera, por lo que decide quedarse en un motel de paso, donde lo recibe Norman Bates (Anthony Perkins) quien maneja el motel. Norman es un tipo agradable, quien le prepara la cena para una Marion hambrienta; Marion comienza a sentirse incómoda durante la plática con Norman y en un arranque de pena, decide volver a Phoenix a regresar el dinero que le queda…pero, digamos que las cosas se complican.

 

Muy, muy, muy complicadas.

Muy complicadas.

 

Lo que más me encanta de la película es Anthony Perkins como Norman Bates; su aspecto físico resalta mucho contrario a las figuras masculinas que la película nos ha presentado, vemos a un hombre alto, largirucho, con unos pantalones que le quedan cortos y el saco largo, y con una actitud casi  infantil. Norman ríe como niño, tiene tics, le da pena voltear a ver a las mujeres y eso te gana, al momento en que lo ves en la cena con Marion, esta imagen “tierna” rompe con su forma de pensar, y realmente te perturba. La forma como se expresa, aderezado de sus ojos que mutan de una tranquilidad a una agresividad en un santiamén, es incómodo y debería de serlo. En lo personal un personaje que realmente da miedo, y es simpatético: excelente villano.

 

La cara de Marion lo dice todo: ¿En qué carajos me acabo de meter?

La cara de Marion refleja la nuestra como audiencia: ¿Qué carajos le pasa a este tipo?

 

Por su parte, Marion tiene lo suyo; es una mujer hermosa, y que nos seduce tanto físicamente como en su atraco, nos hacemos cómplices de un crimen que bien podemos comprender y hasta apoyar. Odias al tipo del dinero, estás perdido entre las motivaciones de Marion y esos rasgos finos que tiene, es por ello que la escena de la ducha es un golpe muy duro y sorpresivo, pocas veces esperas que muera el protagonista de manera tan frágil, en un momento de remordimiento y de una forma brutal y sorpresiva. Hitchcock juega con la audiencia y Psicosis es una avalancha de emociones con estos dos personajes.

Mentiría que los demás personajes están tan bien construidos como los dos mencionados, pero son cumplidores y hacen que nos enfoquemos más en Norman y los misterios que le rodean, algo que agradezco totalmente. Otras películas hubiesen dejado a este personaje como secundario, pero se vuelve el motivador de la trama y de pasar a Marion y su búsqueda de felicidad, volteamos a Norman Bates, quien se vuelve un animal amenazado en su guarida, y nosotros y los demás personajes somos cazadores acosándolo.

Lo que nunca me ha gustado (y debo aceptarlo, fanáticos incondicionales) es la parte con el psicólogo que nos “revela” cosas que ya sabíamos en una especie de resumen que además de innecesario, es eterno. Claro que después de esa escena tediosa, la película termina aplicando lo que nos dijeron hace unos minutos, pero de excelente manera, y con un resultado tenebroso, donde no sientes que hubo un final feliz…para terminar con los cuadros que Saul Bass usó en su secuencia para dejar la pantalla completamente negra.

Es la película de Hitchcock más querida por la audiencia; como testigos de una película, nos gusta que jueguen con nuestros ritmos y sentimientos, y creo que Psicosis es la que hace esto a la perfección de toda la filmografía de Hitchcock; me encantan sus otras películas, pero Psicosis es su película más entretenida, más influyente, y por la que más batalló hacer…el tipo se volvió de un paria de los estudios a ser reverenciado por este filme.

En gran parte por su encanto a la hora de la publicidad del filme, y el secreto que funcionó en esa década.

En gran parte por su encanto a la hora de la publicidad del filme, y el secreto que funcionó en esa década. Así, Hitchcock se ganó a todos, no nada más siendo mamón.

 

Es una película que se ha analizado con el paso del tiempo, desde estudiosos de cine, expertos en edición, en música, y un sinnúmero de otras formas. Siento que la película se beneficia mucho conforme cada que uno la ve. La primera vez que la vi, me estremeció y me gustó mucho, y eso fue a una edad temprana (hablamos de un Deus de 10 años); hoy que vuelvo a verla, encuentro que la película no está peleada con el análisis que tú le aplicas con la satisfacción de la gente que no lo hace, pocas hacen eso.

Lo último que puedo decir de esta joya del cine, es que es muy sexual, completamente devota al tema sexual. Desde sus personajes masculinos dominantes, hasta la relación de Norman Bates y las mujeres, no sintiéndose cómodo hablando con una en una habitación con cama…pasando por la escena de la bañera ¿Para dónde va el cuchillo cuando se muestra en cámara?.

Eso, hace de Psicosis, una película aún más perturbadora de lo que podrías pensar, y demuestra que muchas veces, mostrar menos es más gratificante, en ocasiones, el monstruo está dentro de nosotros, y es más repugnante que un zombie o una lagartija gigante….por ser real.

Por último, el gran trailer de la película, donde vemos comprobado que Alfred Hitchcock, era un sujeto que le gustaba jugar con tus expectativas.

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