Por Adolfo Enríquez Vanderkam

El 10 de octubre del 2015, el recién nombrado Secretario de Seguridad Pública Luis Enrique Ramírez Saldaña, dijo en una entrevista al periódico Correo, que si en 6 meses no había resultados renunciaría junto con todo su equipo.

Pasaron los 6 meses y por supuesto que no renunció, ya había probado las mieles del poder y un buen sueldo como para dejarlo ir.

Resulta oficioso hablar del incremento a robos a casa-habitación, comercios, transeúntes y las ejecuciones que se dan a diario en León, que hasta cierto punto resulta entendible pero no aceptable, ya que el gerente Héctor López Santillana dijo en campaña que protegería a los leoneses como si fueran su propia familia.

En pocas palabras no ha habido resultados en materia de seguridad y las cosas se siguen descomponiendo cada día más. Tuvieron que pasar más de 10 meses para que el Secretario de Seguridad Pública se dignara a presentar su Plan de Seguridad, que resultó ser solo un refrito de planes anteriores. No se ven estrategias, ni trabajo de inteligencia ni políticas de prevención del delito, solo compras de equipo que se queda guardado porque ni suficientes policías hay.

Lo que si resulta inadmisible y condenable es la indisciplina que vive la corporación, que en 10 meses lleva 59 denuncias por violación a los derechos humanos. Y aquí está el recuento de varios sucesos en los que se han visto envueltos policías y que es inédito por su cantidad y gravedad.

*Violación de dos menores de edad por parte de policías. Una violación más a otra menor de edad por parte de un comandante que actualmente se encuentra prófugo.

*Asesinato de un menor de edad por parte de un policía que le disparó por la espalda, en la colonia Los Castillo. El policía tuvo todo el tiempo del mundo -protegido por el Director Operativo Jorge Guillen Rico- para huir.

*La muerte de otro joven a manos de un policía que lo golpeó con un cohetón en la cabeza.

*Un grupo de aproximadamente 8 policías dan tremenda golpiza a dos motociclistas.

*Un grupo especial de la policía de León allana la casa de una familia -supuestamente por una denuncia- y los priva ilegalmente de su libertad, además de robarles una importante suma de dinero.

Y esto es tan solo una pequeña parte de lo que nos enteramos, pero seguro los ciudadanos que por temor a represalias permanecen callados son muchos, muchísimos más.

No es un secreto que la imagen del gobierno de López Santillana está por los suelos y parte de ello es por la inseguridad y por permitir una policía que muchas veces en lugar de proteger a los ciudadanos, los ataca, los roba o los golpea. La imagen de la Secretaría de Seguridad pública está más dañada que en ninguna otra administración, y eso que apenas tienen un año los nuevos mandos. Los ciudadanos no confían en los cuerpos de seguridad y hay un justificado motivo de ello.

Aquí entonces la pregunta ¿Cuánto tiempo más López Santillana va seguir sosteniendo al Secretario de Seguridad Pública, al Director de la Policía y al Director Operativo de la Policía? ¿Cuál es el compromiso que el gerente de León tiene con Alvar cabeza de Vaca que le impide hacer los cambios a todas luces urgentes y necesarios? ¿Hasta cuanto López Santillana está dispuesto a jugarse su prestigio y no hacer los cambios que la ciudadanía reclama?

El primer año del gerente de León ha sido mediocre, gris, sin resultados y lo que con Bárbara Botello estaba mal con Santillana ha empeorado. ¿No le preocupa que la inseguridad esté llevando a su administración al fracaso y al repudio social? ¿Acaso pretende seguir así los dos años que le restan?

Si López Santillana cree que hacer cambios en su gabinete de seguridad sea tomado como un fracaso por la población, está equivocado, el fracaso ya es evidente. Se tomarían los cambios como una verdadera preocupación por querer que las cosas mejoren. Es bien visto que se reconozca que fueron un error esos nombramientos.

Lo que no se perdona es el empecinarse y no hacer cambios en algo que a todas luces no ha funcionado. El gerente tiene la última palabra, pero por el momento para la mayoría de los leoneses, su gobierno está REPROBADO.

Adolfo Enríquez Vanderkam
Activista, aficionado a la lectura, amante de León dispuesto a cambiar su historia y sus escenarios políticos, apasionado de la escritura y, por supuesto, seguidor del Rebaño Sagrado.