FRÁNCFORT, ALE.- En más de la novela de lo que sería el fraude de la década, el gigante automovilístico alemán Volkswagen anunció un plan de recortes de inversiones de mil millones de euros al año de su principal marca VW, como una de las medidas por el escándalo de once millones de vehículos diésel trucados.

Su jefe, Herbert Diess, dispuso “un recorte de inversiones de mil millones de euros al año y la intensificación de medidas de eficiencia”, señaló la compañía.

“La marca Volkswagen se reorienta de cara al futuro. Seremos más eficientes, reorganizaremos nuestra gama de producción y nuestras tecnologías de punta y, en combinación con la aceleración de medidas de eficiencia, tendremos más espacio para las tecnologías más modernas”, afirmó.

La firma de Wolfsburgo que emplea a 600 mil personas en todo el mundo, deberá asumir el costo de las reparaciones de los vehículos trucados, las multas y demandas judiciales en los países afectados.

VW, que encarnaba la excelencia de la industria alemana, deberá ahora lidiar para recomponer su imagen.