¿Qué tienen de especial los X-men?

Pregunto esto porque, de todas las licencias de Marvel, es la que más sorpresa da que haya tenido éxito. Mi acercamiento con los “hijos del átomo” data desde la infancia, cuando antes de ir a trabajar mi padre veía la televisión conmigo y era en ese momento en el que esto pasaba:

Esto dice todo sobre los X-men: son extraños y peligrosos, sus trajes son ridículos pero al mismo tiempo recalcan tantos elementos de pertenencia de equipo y alienación social, de cómo siempre están en peligro y de cómo huyen de una sociedad que los repudia aún siendo los buenos. Este último elemento es quizás el que más peso haya tenido en muchos de los lectores que al igual que el equipo del  Profesor Xavier, se han sentido discriminados y no encajan: homosexual, de otro credo, otra nación, otros gustos… únete al club.

Es una de las razones por las que los leía y me encantaban, sientes una pertenencia en un mundo que excluye a tus héroes.

Las películas resaltan mucho este elemento, pero a mi parecer comenzaron omitiendo lo demás: no hay trajes vistosos y el peor pecado que puedan cometer: no hay un equipo. Cíclope -mi personaje predilecto- no es el líder de un equipo y las películas son más un “Wolverine y sus chalanes”. Eso es lo que pienso de las películas que personalmente pierden su encanto conforme las vuelvo a ver, me encantaría ver que retomaran lo visual y ridículo de los personajes que tantas veces leí. Pero debo de ser el único que siente esto porque todo mundo los ama, y eso está bien.

Los X-men han logrado tener un impacto cultural al mismo nivel de Star Wars y Star Trek y El Señor de los Anillos, su universo es complejo y si te sabes todo lo de los mutantes bien podrías tener una maestría. Sea que tengan ese dramatismo, o que se quiera ver por unos segundos a un personaje, o la razón principal que todo mundo ignora cuando se les pregunta (Hugh Jackman), las películas llevan 16 años realizándose con altas y bajas. Este año toca tomar un elemento importante dentro de la historia de los personajes y que francamente nunca pensé ver en el cine: Apocalipsis.

X-men Apocalipsis es, en efecto, un “altibajo” de la serie para aquellos que han disfrutado la nueva trilogía. Su mayor problema es que tiene muchos elementos en juego y ninguno de ellos es desarrollado como se debe. Empezando por el villano y por el que obviamente tiene el título la película.  Oscar Isaac es muy buen actor pero como Apocalipsis queda relevado a un enemigo que no conocemos de manera adecuada; eso es lo interesante de los enemigos de los X-men: son visiones extremas de una solución al conflicto de la discriminación y ocasionalmente trágicos. Apocalipsis está ahí, es imponente si superas su diseño, pero no sabemos sus razones de ser y sus poderes quedan muy vagos, quizás si se hubiese dado tiempo al desarrollo del personaje a través de más partes lo hubiéramos conocido y hasta se podría explorar los elementos cósmicos de la serie (porque hasta en este punto las películas tratan de mostrar más cosas que sólo mutantes).

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Todos sufren del mismo proceso y pecan en algo que de inmediato llama la atención: los momentos que suceden suenan extremadamente familiares, ya los vimos en 16 años de películas. Xavier (James McAvoy) Magneto (Michael Fassbender) vuelven a las andadas de su relación de amigos/enemigos pero muy floja, sobre todo del último que recibe un momento trágico que nos hace esperar la conversión completa a villano y… termina por no hacer nada. Eso en esencia es la película: no pasa nada, es como si los momentos dramáticos afectaran a los protagonistas dos segundos y avanzaran a lo que sigue.

¿Los jinetes del Apocalipsis? no hablan, no los conocemos -ni sabemos cuál es cuál y qué poderes obtienen- y no nos importan como personajes, son objetos, jefes que aparecen en medio de un nivel para llegar al enemigo final ¿La relación de Quicksilver Magneto? no pasa a nada y resulta que Pietro realice una escena en extremo similar a la anterior (de la que debo decir, disfruté: es inútil, pero no por ello mal realizada). Jennifer Lawrence aparece muy aburrida y desinteresada como Mystique, un personaje que se nota que le dieron tiempo en la película por su “renombre” que por ser realmente útil a la hora de pelear y la trama, ella va, se para, y es todo, incluyendo un rostro nefasto.

Y no me hagan empezar por Júbilo (Lana Condor) quien tiene carisma, su diseño es destacable, parece que va a tener una dinámica con el equipo pero la olvidan.

¿Tenemos que suponer que Mistique de ser una guerrera e inspiración para todos los mutantes pasó a ser una villana que apenas habla? o tenemos que ignorar eso.

¿Tenemos que suponer que Mystique de ser una guerrera e inspiración para todos los mutantes pasó a ser una villana que apenas habla? o como de costumbre ignoramos eso.

Si hay que culpar a alguien de esto, es a Simon Kinberg, quien es un guionista regular. A pesar de haber estado a cargo de la anterior entrega, el sujeto ha sido el padre de cosas como Los Cuatro Fantásticos (Josh Trank, 2015), todos sabemos que esa cosa no se debe ni mencionar. Su guión presenta las situaciones en las que los personajes van a estar pero de pronto se muestra vago en el desarrollo y sentimientos de estos.

Y aún con eso… creo que me la pasé bien, a reservas.

Hay una evolución dentro de las películas que han tratado de mantener al mismo director que es Bryan SingerSinger en un inicio contó con dos películas que nos muestra un mundo triste de mutantes y que son rechazados como las minorías, una versión bastante apagadas de sus contrapartes de papel. En esta cuarta ocasión que dirige se nota que tiene más libertad creativa por parte de Fox (que esperamos ya haya aprendido de Deadpool y del horror conocido como Los Cuatro Fantásticos).

Es por ello que lo que vi fue una película que cuando se da el lujo de ser un festín visual lo logra. Psylocke a pesar de ser inútil es una versión fidedigna del cómic y los uniformes de los héroes van cambiando de ser negros a comenzar a tener colores y personalidad. Cíclope (Tye Sheridan) tiene más tiempo en la película y hay una química con los nuevos mutantes, específicamente con Jean Grey (Sophie Turner) a la cual no pueden dejar de amenazar con la Fuerza Fénix.

Esta escena fue mi favorita: La edición, la música, la sensación de miedo que de pronto te llega porque no sabes qué va a pasar.

Esta escena fue mi favorita: La edición, la música, la sensación de miedo que de pronto te llega porque no sabes qué va a pasar.

Pero creo que todo esto es inútil. Porque mientras más lo piensas, más revuelta es la lógica de la franquicia. Estamos en medio de una saga que teme ver hacia adelante y que sí, presenta mas amenazas pero tomando en cuenta la linea del tiempo tienen el mismo peso que las precuelas de Star Wars: hacen que nos volvamos incrédulos sobre los sucesos que estos personajes tuvieron en el pasado y en donde se enfrentaron a grandes enemigos con mayor tecnología. Incluso la aparición de ciertos personajes genera más confusión y esta situación no es para debatir, porque en esencia los X-men necesitan un borrón y cuenta nueva o regresar a Marvel (editorial que ahora resulta que los odia).

Hasta el momento la crítica ha sido despiadada con ella, incluso a ponerla a un nivel tan bajo como la tercera parte, cosa que en definitiva no es. Esto es un intento fallido por parte de Singer, sólo llega a ser una película entretenida en cuestiones de un blockbuster, las escenas de acción son cumplidoras y el hecho de que se traslade en los 80’s es cómico las pocas veces en la que se aprovecha; Singer y compañía intentaron adentrarse más al universo de los hijos del átomo con resultados fallidos por el argumento que va en automático, no por el material que ahora resulta que adoran, probablemente como re-evaluación del cómic que en las primeras películas él prohibió tenerlos en el set. Verla con reservas o a sabiendas de lo que es sería mi recomendación, sé que va a lastimar a más de uno.

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