Una anciana prepara un miserable plato que consiste en dos pedazos de salchicha y una rebanada de pan, ella vive en un castillo oscuro y desolado y con un gato que le da la apariencia perfecta de una bruja. Baja a unas habitaciones donde tiene preso a un ser al que se refiere por “Giorgio”. Obviamente lo golpea de manera brutal con un látigo y le deja su comida, pero esta vez, la anciana no se siente bien y sufre de un ataque al corazón, sé lo que todos se preguntan ¿qué pasará con el gato?

Pasa el tiempo y la familia Reilly acaba de conseguir como herencia el castillo donde vivía la anciana, descubrimos que era anciana era una duquesa, y era pariente de John Reilly (Jeffrey Combs), el patriarca. Esta disfuncional familia también tiene que lidiar con el Giorgio, pues nadie más sabía de su existencia, y encima de eso se acaba de escapar. Esto no sería un problema de no ser que tiene afición por la sangre.

 

Y gatos.

Y gatos.

 

Stuart Gordon vuelve a tomar una historia de H.P  Lovecraft, en esta ocasión por uno de los relatos más famosos del autor: “El Intruso”. A diferencia de “Dagón”, “La llamada de Cthulhu” y “El Horror de Dunwich”, he visto a El Intruso en más publicaciones de antología; después de todo, este trabajo reflejaba mucho la mentalidad del autor, una desolada y alienada de los demás. La película… no retoma estos elementos, si apenas una embarrada que transcurre en una escena, pero también omite el aspecto reflexivo y melancólico, abandona los elementos de drama y agrega violencia.

Castle Freak es sinónimo de una producción descuidada. La iluminación puede llegar a ser nula (aunque a más de uno le llegue a gustar el acabado) ,en estos tiempos donde la restauración de películas es cosa de todos los días, es más apreciable el detalle que puede llegar a ser muy molesto; hay pocos escenarios, de manera involuntaria construimos de manera imaginaria el castillo y resulta ocasionalmente incoherente. En donde es más notorio es la música, pues las contribuciones de Richard Band pueden ser o un trabajo interesante de cuarteto de cuerdas, similar e inspirado en las obras de Shostakovich y Camille Saint-Saëns, o es el trabajo de sintetizador que Band hizo como demo musical y que no completó.

Quizás esto se deba a la productora, a pesar de tener como productor a Charles Band, si uno repasa su filmografía se encontrará con dos etapas: la etapa de Empire Pictures, y la de Full Moon, Castle Freak entra en la segunda etapa, una más descuidada y que basta con mirar en las numerosas secuelas que tuvo Puppet master o la saga de Prehisteria para constatar la velocidad de trabajo de Band en los 90’s.

No es la mejor de las películas de Gordon, pero tiene un factor redimible, en la forma del siempre confiable Jeffrey Combs. Esta vez no es el científico loco, es un hombre atormentado por los demonios de su pasadologra darle peso emocional a un hombre que es atormentado por los demonios de su pasado. John Reilly no es perfecto y a pesar de tratar de enmendar las cosas con su familia, no recibe el apoyo que merecería, sobre todo de su esposa que puede volverse un fastidio. Hay un momento muy conmovedor en el que vemos a John lamentarse de la pérdida de J.J mientras ve la tumba de Giorgio (nombres similares de manera homófona), mientras el verdadero Giorgio ve entre las sombras y gime.

 

Te hace olvidar por un momento que las fosas están hechas de unicel.

Te hace olvidar por un momento que las fosas están hechas de unicel.

Aunque no lo hace inmune a ser tan estúpido como para llevar a... Rarotonga ¿o Black Emannuelle? a su casa para tener sexo en el cuarto que está a PASOS de donde duerme su familia.

Aunque no lo hace inmune a ser tan estúpido como para llevar a… Rarotonga ¿o Black Emannuelle? a su casa para tener sexo en el cuarto que está a PASOS de donde duerme su familia.

Castle Freak fue una película que vi con mi hermano cuando apenas éramos unos niños, todavía recuerdo haberla visto en la hora de la comida, y debo ser honesto: me espantó. La atmósfera que ahora yo le encuentro barata en su tiempo me pareció atemorizante, me hacía pensar en el inicio del ocaso, cuando la luz del sol comienza a apagarse y se podía notar en la casa en la que vivíamos, oscura a horas muy tempranas para otros. Fue algo inolvidable y recuerdo con apego que jugábamos a ser el Giorgio con las sábanas (sí, digamos que nuestros héroes de la infancia eran estas peculiaridades), no éramos fantasmas, éramos un deforme… que ahora en esta edad no me parece terrorífico, a lo mucho me resulta trágico, la víctima de un desamor y desafortunado, pues no sabemos qué tanto ha tenido que haber sufrido para terminar así.

Y es así que esta tarde, rememoro a ese devorador de gatos, y me pregunto si en realidad es un villano.

 

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