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Cinta en vez de flores

Por: Noemí Álvarez

Banca con cinta amarilla, banca sin cinta amarilla, banca con cinta amarilla, banca sin cinta amarilla, así hasta repetir más de 20 filas de asientos. “Por favor, mantenga una sana distancia”, se lee en mayúsculas negras sobre las tiras rubias, al interior del templo Expiatorio.

Es una de las iglesias más famosas de la ciudad de León, paso obligado de un foráneo por su construcción llamativa, estilo neogótico y vitrales coloridos.

Es la 1 de la tarde de un jueves de agosto, apenas hay unos 10 feligreses.

Tres hombres permanecen de pie en el pórtico después de pasar las suelas en el tapete y luego en un trapo, ambos colocados en el acceso central, donde desde afuera, se anuncia que esa es la entrada y las dos puertas laterales, las salidas.

Otras cinco personas son un grupo de mujeres sentadas en las dos primeras hileras muy cerca del altar. La mayoría tienen más de 65 años.

Juntas, rezan en voz alta. Todas traen cubrebocas, aunque una de ellas lo bajó al cuello. Estoy a escasos metros de distancia y no entiendo lo que dicen pues el eco resuena en toda la estructura.

A un costado, en la capilla del Santísimo, un hombre que ronda los 60 años se para frente a una pintura de Cristo, desliza el cubrebocas hasta la barbilla y habla. Cuando termina, coloca dos monedas en una mesa con alcancía y muchas velas rojas cubiertas por un acrílico transparente. Depende de la moneda, es el número de cirios que se encenderán.

Hace la señal de la cruz y se retira caminando de reversa, en la fe católica dar la espalda al Santísimo es una falta de respeto.

“Quédate señor en todos los que estamos aquí presentes”, suplica una de las señoras de adelante. Viste falda negra, larga y saco blanco, su cabello con destellos dorados y blancos, lo sujeta una peineta con perlas de fantasía.

Empiezan a cantar. Es Amor Eterno versión católica: “Cómo quisera aaay, mi virgen bella, que mi cariño se convirtiera en una ofrenda y a ti entregárteloooo”. Terminan entonando la melodía más famosa de Rocío Durcal escrita por Juan Gabriel y tropicalizada a la Virgen de Guadalupe.

La señora elegante entrega mazapanes al resto de las devotas como agradecimiento por haber participado, se oye un seseo y se van.

Ha pasado media hora y sólo se escucha el ruido de una máquina soldadora proveniente de la calle. Dos señoras que parecen turistas, organizan una foto en uno de los pasillos laterales, cerca de un nicho que tiene a Jesús con túnica morada. Mano en la cintura, sonrisa, flash, dedo en la pantalla. Ambas con la boca expuesta.

A la salida de la iglesia, dos carteles anunciando las medidas sanitarias: cubrebocas obligatorio, toma de temperatura, dispensadores de alcohol en gel, además se sugiere evitar cantar. También hay un número telefónico para servicios psicológicos de atención a ira, estrés, depresión, timidez y problemas de pareja.

Los avisos se colocaron días atrás, cuando el gobierno anunció el regreso de varias actividades en medio de la pandemia del Covid19, entre ellas a los sitios religiosos, tras cinco meses de permanecer cerrados.

En ese tiempo, algunas iglesias optaron por transmitir misas por Facebook, la fanpage de aquí, compartía las de la Catedral emitidas por TV4, la televisora del estado.

Hace dos semanas, el arzobispo Alfonso Cortés informó en un video difundido en redes sociales, la reanudación de la liturgia en un 25% de la capacidad de los templos, sin adultos mayores ni niños. La publicación tiene comentarios de apoyo y una queja por no poder realizar bodas.

A espaldas del Expiatorio, la señorita que atiende el acceso a las criptas, dice que las misas se redujeron de 10 celebraciones a cuatro por la contingencia, y si quieres visitar las catacumbas puedes ir cualquier día y hora pues casi no hay gente.

La secretaria de la Notaría, informa que las confesiones solo se dan en misa de 12 y desde una oficina adjunta, se escucha un “Pásele” del sacerdote, haciendo una excepción a la regla.

Salgo y veo a las señoras cantoras charlando en el atrio, en vísperas del tercer domingo que se reanudaron las misas presenciales.

No hay fecha para sustituir las cintas amarillas de las bancas por las flores que en el mismo sitio se colocan para las bodas. Mientras tanto acordonan, de forma histórica, al templo más famoso de León.

(También disponible en el Facebook Barbecho y en https://barbecho.mx)

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