Si hablamos de Monstruos Universal, el primero que sale a la mente es el interpretado por Boris Karloff, el gigante incomprendido: Frankenstein –del cual ya hemos reiterado que es legal decirle así-, luego sería Bela Lugosi como el elegante Drácula; Imhotep, Lawrence Talbot, Gill Man… incluso la novia de Frankenstein, que sólo aparece unos míseros minutos en su película es recordada y vuelta leyenda por la cultura popular.

Claro que lograr esto no fue fácil para el estudio del planeta, fue una cuestión de años y años de intentar lograr el éxito a través de esta marca, y los intentos de Universal datan de más allá del blanco y negro, en la época donde el sonido era inexistente. Hay un gran número de películas de la marca que son de esta época, pero aparentemente el estudio prefiere quedar callado.

La razón por la que quiere olvidar estos proyectos –muy a pesar de la importancia histórica- es que perdieron los derechos de muchos de sus proyectos iniciales, estas películas ahora son libres de derechos de autor, es decir que tú ahora mismo puedes disfrutarlas. Es tanto el olvido, que tristemente Universal, en un acto de increíble estupidez se acaba de deshacer el año pasado del estudio de grabación más longevo de la historia del cine, aquel que las leyendas aseguraban tener el fantasma de una leyenda conocida como Lon Chaney.

El gran teatro de París presenta su nueva temporada de teatro, con una magna presentación de “Fausto”. De entre ellos está la nueva aspirante de ópera Christine Daaé (Mary Philbin), la cual encima de ser hermosa, tiene un pretendiente apuesto y galante llamado Raoul de Chagny (Norman Kerry). Christine rivaliza con la cantante estelar del teatro, Madame Carlotta, pero Christine comienza a recibir ayuda de parte de una voz angelical, una que le guía en sus clases de canto, y que de manera siniestra comienza a acomodar las cosas para que su “musa” tenga el éxito que merece. Pero más allá de esto, la voz es un hombre misterioso que no le importa matar, envenenar o lastimar gente, todo con tal de tener a su amada Christine a su lado. Mientras que Raoul se cuestiona si su prometida está loca o no, los demás le tienen un título a la voz de Christine: El Fantasma de la Ópera.

El fantasma de la Ópera es la película muda que más he visto en la vida, fácilmente unas 40 veces, a pesar de tener una falta de sonido -elemento que mata las posibilidades de ser apreciada entre nuevas generaciones al parecer- adentra al espectador a una ventana al pasado, y en ningún momento se siente aburrida. Tiene 90 años, y podemos apreciar que la película tiene técnicas que ya eran un entandar, El Fantasma de la ópera data de una industria cinematográfica madura y elegante.

Claro que mucho de esto, se debió al gran trabajo de Chaney.

Chaney era un maestro a la hora del maquillaje, y es muy probable que estuviese loco. Se afanaba de sus papeles con mucho orgullo y la idea del look del Fantasma fue su idea, idea que respeta por mucho la historia original de la novela -lo siento, fanáticas de Gerard Butler-. Es una lástima que muchas generaciones no hayan visto su trabajo, pues la capacidad de Chaney en meterse en el papel es escabrosa, sus movimientos corporales son agresivos y dominantes, cual sombra que se escurre en los personajes principales.

 

Chaney necesitaba sólo de su sombra para hacerte sentir que estás en el lugar equivocado.

Chaney necesitaba sólo de su sombra para hacerte sentir que estás en el lugar equivocado.

 

Es tal su calidad, que ofusca a los demás personajes que son muy caricaturescos, pero eso no hace a uno menospreciar el trabajo de los demás actores, sólo que el hombre de los mil rostros estaba en una liga mucho mayor a lo que se tenía conocido.

 

Tienes que amar a este tipo, más expresivo y miedoso que las bailarinas, es fantástico.

Tienes que amar a este tipo, más expresivo y miedoso que las bailarinas, es fantástico.

 

Hay grandes momentos, muchos recordarán la increíble secuencia del baile de máscaras –una de las primeras en ser filmadas a color… anda, piensa en eso y constata que la película es de 1925- pero mi favorita comienza desde que el fantasma rapta a Christine, ahí puedes notar el maravilloso set que tenían en ese tiempo, y un muy elegante juego de sombras que gracias (o por desgracia) con las cámaras de ese tiempo, y el descuido del filme nos traslada a una pesadilla.

Y luego descubrimos el verdadero rostro del fantasma; encima de que la máscara que porta es incómoda al parecer un maniquí viejo y sin expresiónes, además de una tela que cubre su boca. Tenemos la misma curiosidad que Christine, quien desobedece al fantasma en un tono burlón para luego desatar una bestia que le hace cambiar completamente su idea de que está frente a un ángel. Hay un gran manejo de tensión, y la cámara juega con nosotros, después de todos, nosotros somos los testigos del rostro y Chrsitine sólo ve una imagen grotesca desenfocada. Pensar que eso en su momento causó controversia quizás de risa ahora, pero si la gente años atrás se asustaba por ver un tren llegar ¿Cómo reaccionarían al ver semejante deformidad?

Si tuviera un inconveniente con la película, creo que sería con el final. Originalmente el fantasma fallecía de tristeza, eso nos haría sentir compasión por el monstruo y es adecuado… en vez de eso tenemos un final explosivo que personalmente no me fascina. Eso no quiere decir que sea horrendo, de nuevo vamos sintiendo emociones dispares con el desenlace fatal de nuestros héroes, la situación de la damisela en peligro, la tristeza del monstruo, y una chusma que con todo y antorchas -de las primeras en la historia del cine- quiere justicia propia.

Si nunca la has visto ¿Qué esperas? es una de las obligadas a ver en la historia del cine, y a pesar de que esto suene más a fuerza que por simple curiosidad, es una de las películas más disfrutables de esa época.

 

Puede ser apabulante la idea de ver El Fantasma de la Ópera, pues en realidad no sabes cuál versión ver… así es, cuál versión; existen 2 versiones, una más dañada que la otra, y a eso se agregan las ediciones con el entintado en sus imágenes, además de presentar o no, la escena del baile de las máscaras a color. Esta, es de las que más me han gustado, es una edición de entintado con todo y el montaje del baile con color, además de un nuevo score creado por Carl Davis, uno de los compositores modernos que se han dedicado a realizar nuevos trabajos y re-adaptaciones de películas mudas. Ahora que si prefieres ver la edición en blanco y negro, tiene una atmósfera más obscura y tétrica

https://www.youtube.com/watch?v=ZqYr2X1qEH8

 

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