Iñárritu lo logró: ganó un tan ansiado premio OSCAR y a decir verdad en muy poco tiempo. Mientras que otros directores tardan años, décadas y una vida sin ver el tan codiciado premio, Iñárritu lo consigue en su cuarta ocasión. “Birdman” fue la culminación de un proyecto que claramente denotaba la opinión del director con la industria y pues sigue siendo muy extraño que una película así ganara el premio a la mejor película de entre las nominadas (dejo tiempo para aquel lector que crea que la academia premia a lo mejor y no en su mayoría a lo que está en la agenda política).

Naturalmente uno pensaría que por este galardón Iñárritu se las vería “negras” cuando se animara a dirigir otro proyecto. Lo cierto es que su más nueva película ya llevaba tiempo en desarrollo, y en la silla de otro director (Park Chan Wook). Al parecer él se involucró con el proyecto en el año del 2011, y no es como si su premio le abriera las puertas de una manera más rápida a la que un director en el medio está acostumbrado…. o quién sabe.

El punto es que Iñárritu acaba de lograr algo que no se ve todos los días: Estrenar una película un año después del estreno de su anterior y que esta se encuentre nominada en la siguiente ceremonia de los OSCAR, es más, la gran nominada del año. Y otro aspecto mucho más extraño: su película es taquillera, y en su país. “El Renacido” gozó de gran asistencia en el público, quizás basada en el morbo del “meme Dicaprio”, por el orgullo de un compatriota en aras de lograr algo inaudito o por el interés de saber de qué trata dicha película… no importa, eso siempre hace bien y agrada saber de una sala llena.

Debo aclarar que no soy fanático incondicional de Iñárritu, de los tres directores que de pronto impactaron el cine -apodados “los 3 compadres”- me agrada más la visión y estilo de Cuarón. No por eso digo que el cine de Iñárritu sea una peste, solamente siento que se estancó tras el experimento visual que representaban sus primeras tres películas. Me agradó ver que con “Birdman” buscara nuevos temas y un estilo fresco, y “El Renacido” me seducía porque tengo una debilidad por los “Westerns”.  Armado de un deseo de ver el género y curiosidad asistí a verla.

Hugh Glass (Leonardo Dicaprio) guía a una expedición de cazadores y es el encargado de velar por la seguridad de estos, ya que se encuentran en constante acoso de parte de los indios Arikara. Estos lanzan un ataque sorpresa y  el equipo de Glass logra escapar con pocas pieles. Ante la decisión de seguir avanzando con ellas y esperar otro ataque o dejarlas escondidas, el capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson) hace caso a las advertencias de Glass, aunque esto no le agrada a John Fitzgerald (Tom Hardy) quien no oculta su desdeño por Glass y su hijo mestizo. En otra ocasión mientras Glass está de guardia, recibe la paliza de su vida por parte de una osa; su equipo llega tarde y a pesar de tratar su heridas dan por perdida su situación, Glass termina en el bosque con la vigilia de su hijo, de Fitzgerald y de un joven llamado Jim Bridges (Will Poulter). Pero Fitzgerald no piensa estar ni un minuto más con los dos tipos que más odia en el mundo -sabrá Dios por qué- y en un arranque de estupidez mata al hijo de Glass y lo deja abandonado a su suerte.

“El Renacido” es una película que se disfruta por el atractivo visual, esto se advierte desde el primer momento y donde tiene la película tiene su total fuerza. El trabajo de fotografía de Emanuel Lubezki es bellísimo, y pues a sabiendas de lo que se tuvo que pasar para lograrlo sorprendente. Su trabajo visual sirve para acentuar varios elementos emocionales de la historia; al captar a los actores en tomas amplias que muestran el paisaje, me recuerdan mucho a las descripciones de Bronte y su “Jane Eyre”. Así, las montañas se vuelven parte de la soledad, el frío es furia, una avalancha indica un problema a punto de explotar.

Sea “homenaje” o “robo” -depende de quién lo mencione- al trabajo visual de Vadim Yusov lo cierto es que Emanuel Lubezki está al tope de su calidad como artesano de la cámara, y no sería arriesgado apostarle por su tercer premio. El Renacido nunca le da momento de descansar a su audiencia sea por la violencia o por la escala de lo que se presencia, estamos frente a una bestialidad llena de ingenio y más que sobresaliente.

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Y poco importa el ambiente o la situación, siempre sobresale este aspecto y representa un reto más para Lubeski.

Ahora en otras cuestiones… no me generaron gran impacto.

Lo que quieren ver en texto ¿Leonardo Dicaprio actúa? sí, pero yo por más que veía la película, veía a Leonardo Dicaprio, no a un personaje (específicamente a Hugh Glass), hay una falta de conexión de la audiencia con su personaje, parte del misterio que resulta ser Hugh Glass y pues, porque en realidad la película nunca se da el tiempo para desarrollarlo. estamos en ese momento preciso del personaje y lo seguimos, más nunca lo conocemos, salvo el uso de secuencias de ensueño no sabemos qué pasa por su cabeza. Dicaprio se siente seguro al generar un papel que parece cobranza de una estatuilla y si lo gana por esto en vez de otros trabajos con los que anteriormente resultaba nominado será otro insulto más a la ceremonia magna del OSCAR.

Puede que mucha gente le adjudique su talento actoral al tener que enfrentar travesías que quebrarían a cualquiera -como yo- pero si eso significa actuar, en tal caso ¿Por qué los miembros de Jackass no tienen un galardón?

Porque sí, a pesar de una aparente negatividad expresa en la reseña (qué va, esta área no va a ser la única mal interpretada), me gusta cómo actúa.

El personaje de Tom Hardy, cielos… inicia siendo detestable a tal grado que resulta incoherente en que otros personajes confíen en un tipo que mínimo reitera 100 veces al día que odia estar ahí y que Hugh Glass es una aberración. Empieza así y se vuelve un cobarde durante el transcurso de la película, y ¿saben algo? creo que esa es la intención, la de generar un personaje tan apático que para cuando llegue el momento de hacerle responder por sus acciones resulte más satisfactorio para el público.

Villano cliché con todo y bigote o una representación de la gente que tenía que vivir dicha experiencia, esto genera debate.

Villano cliché con todo y bigote o una representación de la gente que tenía que vivir dicha experiencia, esto genera debate.

Si hay un miembro del equipo actoral que siento que se presenta excelente en todo momento es con Will Poulter, Jim Bridger tendrá sus razones para tratar de arriesgar el cuello ante semejante tarea, y es un atisbo de inocencia que poco a poco se va perdiendo, pues queda al lado de un negro total que resulta Fiztgerald (Hardy) y lo misterioso y estoico de Glass (Dicaprio). Es incluso en los momentos en los que recibe una tunda por parte del segundo en que te lamentas su situación.

Así mismo, creo que la película trata de ser predicadora en un punto, con un tratamiento descuidado en el mensaje de que “la violencia no resuelve nada”, esto puede ser debido a la ambivalencia de la película, destinada más a mostrar pero nula en su capacidad de explorar y desarrollar drama o personajes.

 

Es un milagro que Iñárritu consiguiese una colaboración con el legendario Ryuichi Sakamoto. Este compositor pionero en los sonidos electrónicos y famoso por su trabajo en “Feliz Navidad, Sr. Lawrence” y “El último emperador” entre otros. Sakamoto abandona todo sonido electrónico -más no el experimental- y presenta un Score desolador, frío, y repetitivo: minimalista pues. Sakamoto no intenta usar la carta del “leit motif”, más bien presentarse como un apoyo para ciertos momentos en donde la música puede apreciarse, puede ser triste, así como salvaje en los momentos finales del filme. Sakamoto compone y eso es un logro ya de por sí magnífico, aunque depende del oyente decidir si este trabajo entra en una categoría de música de ambiente y también generar un interesante tema de si este tiene vida propia tras su finalidad.

 

Expongo esto porque quizás me malinterpreten: me agrada saber que Iñárritu tenga alcance en el medio, eso va a ser el carbón de muchos jóvenes que animados por el éxito del mexicano querrán hacer sus proyectos y salí de la película pensando que era una buena película, y quedé atónito con su secuencia inicial así como del violento ataque del oso, pero al final me sigue pareciendo inconsistente, y esta inconsistencia se puede ignorar o perdonar por el excelso trabajo visual.

Gane o pierda premios, Iñárritu ya logró algo que muchos tardan una vida: generar audiencia entre sus proyectos, y estos le encuentran sabor a su estilo y esperan con ansias su próxima entrega… eso es tener éxito, no tener un premio.

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