Clímax

EL VIENTO SE LEVANTA

 

Al momento de leer que Miyazaki se retiraba de la dirección, pasó por mi mente una idea, una familiar: era la centésima vez que anuncia este retiro. Ha anunciado su retiro casi a la par de que saca un nuevo proyecto, pero parece que por esta vez no bromea.

Por eso tuve la urgencia de ver esta película, urgencia que no se calmaba ya que en nuestras salas de cine, nunca apareció. En el marco de la 56 Muestra Internacional de Cine que presenta la universidad de Guanajuato, tuve por fin la oportunidad de poder verla en mi añorada y conservadora ciudad, con 2 sentimientos en general.

En primera con miedo de que se llenara la función, pues en la ciudad, hay un montón de fanáticos de las películas de este director y el “anime” en general. Y oh Dios, estuve en lo correcto: la sala estaba demasiado llena ¿Y por qué no habría de estarlo? me parece que Miyazaki era de esos realizadores que cada proyecto que entregaba, era atractivo, y que abre de manera sorprendente el mundo de las películas japonesas animadas. Si uno quiere adentrarse a este género lleno de robots gigantes, poderes sacados de la mano y tentáculos de finalidades fálicas (Eso no quiere decir que TODO el cine animado japonés sea así)… el cine de Miyazaki es la propuesta más ligera que la gente puede apreciar desde un niño, hasta un adulto…siempre con cuestiones éticas, ecológicas y sentimentales que no se sienten inclinadas en un lado del público (salvo Ponyo….pero tendremos tiempo escribir sobre Ponyo después)

Lo segundo que empezaba a rondar por mi cabeza, era una frase que resultaba devastadora hasta este punto antes de que la película empezara: El último proyecto de Miyazaki. Tenía un poco de tristeza al sentarme en la sala, pero lo que contemplé, me dejó satisfecho, y con una que otra lágrima recorriendo mis mejillas.

La película nos narra la historia de Jiro Horikoshi, japonés que desde temprana edad tiene una fascinación con los aviones, en su mente genera una amistad con su héroe y máximo a seguir: Caproni. Caproni es un diseñador de aviones italiano, y es el principal motor de Jiro a buscar ser igual que su mentor de bigote gracioso.

El tiempo transcurre y Jiro asiste a la universidad; Al viajar en tren, conoce a Nahoko, una joven de la que queda flechado al instante. Tras un encuentro de miradas y sonrisas, una secuencia espectacular da paso al Terremoto de Kanto que azotó a japón en 1923, terremoto que afecta donde está Jiro y Nahoko. Tras el percance, Jiro decide ayudarle a la joven y a su compañera, para después separarse y comenzar sus vidas tras el accidente, mientras Jiro piensa en qué habrá sido de esa joven.

 

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Los sonidos de las máquinas, así como el terremoto tienen la particularidad de estar hechas con sonidos guturales humanos, dándoles un toque bastante extraño y único en su tipo.

 

Miyazaki nos sorprende completamente en esta ocasión. Tras años de tener protagonistas femeninos, en esta ocasión toma el papel un hombre, y podría ser un trabajo en donde expresa sus sentimientos como artista; la vida de Jiro está plagada de elementos ficticios, pero que ahondan en una gran incógnita:  ¿Qué hacer cuándo lo que amas choca con lo que tienes a tu alrededor? nuestro simple y realista héroe enfrenta dilemas de la guerra, del amor, de la competencia, y todo de una manera en la que podemos sentirnos identificados. Es el trabajo más serio del director.

Y eso es un elemento que consterna a gente que reclama la idea de que no aparezcan venados mágicos, o demonios en forma de llamas, esto no es limitante para la película a una serie de grandes secuencias animadas. La anterior mencionada secuencia del terremoto es emocionante y quita el aliento, surge completamente de la nada y golpea al espectador, adentrado a una historia sobre un joven que apenas va a estudiar. Están además, los sueños de Jiro, donde las naves fantásticas e irreales de Caprioni son hermosas, en este mundo de confidentes para Jiro y el aviador italiano.

Hay un gran detalle a saber sobre aviones, vemos el proceso de diseño del siglo pasado donde todo era lápiz y papel, esto podrá sonar aburrido, pero genera interés en el espectador. Interés en saber del sueño de Jiro y su genio, que de nuevo, no es cliché, es un hombre que se esfuerza y enfrenta el fracaso, encontrando la creatividad en momentos de absoluta tranquilidad.

El punto más fuerte de la película, es el romance. En sus anteriores películas, el romance si bien no era totalmente forzado,  no me parecía bien desarrollado. Es un “te amo de pronto” (aproximadamente en el clímax del filme). Quizás por ser más viejo, o más cursi pero en esta ocasión, desde el primer momento de estos dos jóvenes enlazados por un simple sombrero, me sentí feliz de verlos, y es absolutamente desgarrador el ver lo que pasa en su relación. Todo llevado de la mano de un espléndido trabajo de uno de mis compositores favoritos: Joe Hisaishi. El score que presenta para su gran amigo (y el último de la dupla), no hace mas que enfatizar la tragedia de un amor que lucha contra las probabilidades, además de darse la oportunidad de jugar con sonidos de Mandolinas y fanfarrias representando al ser imaginario italiano.

El tema de Naoko, con un sentimiento de letargo con sus violines punzantes, el piano infaltable de Hisaishi y ese clímax tan dramático es insuperable.

https://www.youtube.com/watch?v=HaQaUSj1hEo

 

Habrá detractores de la película, argumentando su falta de humor y de escenas de fantasía gigantes, creo que esto se debe a un grito de atención y de indignación colectivo, duele que se retire un director que tanto le ha entregado a la gente en sus películas. El diálogo final, es la invitación a saborear un buen vino…. eso es la película, y eso es el pensamiento de Miyazaki sobre su proyecto: un buen vino, con el paso del tiempo, se hace mejor, al tenerlo en la boca, tendrá tonalidades de sabores amargos y dulces que culminan en un deleite.

Vivir es un buen vino.

Señor Miyazaki, se que nunca me leerá, ni que sepa de mi persona, seamos realistas, pero lo único que puedo decirle  yo, un tarado que ama el cine, que vio sus películas en una adolescencia complicada y fueron alimento del alma y la imaginación en esos tiempos es: Muchas gracias por todo, se retira con un trabajo que deja en alto su capacidad de realizador.

 

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