LEÓN, GTO.-  Juan Manuel Oliva quiere devolverle al PAN la capacidad de enamorar.

De hecho, él se apunta para ser el Shakespeare más apasionado de Acción Nacional.

El  príncipe azul que se encargue de librar a la ciudadanía de las garras del feroz dinosaurio de la torre.

El apasionado que rescate del pasado las buenas cosas del partido, a excepción de las metidas de pata de Fox, y la bola de tranzas que durante su gobierno estatal salieron a flote y que hoy le ahuyentan los cupidos que requiere pal flechazo electoral.

Oliva dice que tiene todo el amor que le falta a los panistas. Que tiene la clave para acabar con las grillas, que esa clave es el trabajo y que éste se verá recompensado poniendo el presupuesto donde el corazón esté.

Ese es el embelesado discurso que Juan Manuel Oliva está empleando para su campaña “X 1 de los Nuestros”, con la que busca ganar dentro de 541 días la elección por la dirigencia nacional del PAN.

“El PAN ha perdido la capacidad de enamorar a las mujeres,” dice Oliva a micrófono abierto en el auditorio del Comité Directivo Municipal más grande del país.

“¿Ah Caray?” brinca una de las gritonas de la porra olivista.

El ex gobernador, pulsando el callo endurecido por los años, toma su inseparable y nada romántica servilleta blanca para frenar el hilo de sudor que le recorre libre de la frente a la mejilla derecha, y revira;  “Bueno, uno que otro panista se pasa de vivo, pero hoy la mujer no vota PAN mayoritaria mente, hoy los jóvenes no votan PAN mayoritariamente”.

El político conecta y levanta carcajadas de decenas, quizá de cientos reunidos esa noche, pero no le alcanza para hacer latir el corazón de uno que otro panista despechado por falta de hueso en la adorable burocracia.

Pero Oliva no se detiene, tiene frente a él a su esposa Martha Martínez, a quien asegura le reporta el 150% de la quincena.

Eso le da paso para abordar la conquista de uno de sus principales objetivos de campaña, las mujeres, a quienes también  promete el 150, pero de las 300 candidaturas por distritos electorales del país.

Pero no más. “Sólo les pido un favor a las mujeres, ya no pidan más y déjennos algo.”

El romance del momento disfraza el menosprecio al crecimiento total de la mujer. Pero no importa, en la Olivilla del Amor el machismo se perdona con el 50-50.

Nada detiene la conquista de “El Jefe de Jefes”. Su dominio sobre el escenario es total.

Se encorva de vez en vez y junta los dedos de la mano derecha para controlar el mensaje de campaña. Vaya… como en los viejos tiempos, pero con más amor por lo que sea que le siga causando placeres.

En su papel de candidato dice que va a fundar ocho comités o coordinaciones regionales en el país, que se encargará de que el partido pase de 1,200 comités o delegaciones municipales, a 2,400,  que son el total de municipios en México.

También levanta y raspa la voz con ese inconfundible seseo populacho para anunciar la creación de 300 comités directivos distritales y 14 mil subcomités que se desdoblen en 140 mil seccionales.

Habló de credencializar a un millón de simpatizantes y darle al partido el 60% de su tiempo, incluyendo, la promesa de que no le será infiel con ninguna diputación federal plurinominal.

“Este partido necesita decirle que le amamos y le queremos y requiere sin condiciones, todo el tiempo del dirigente”, decreta Oliva, el enamorador.

http://youtu.be/N87gQD0g1I4

 

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