LEÓN, GTO.- Pese a que el miércoles cinco de octubre la UNAM advirtió que en la comunidad de La Cantera, municipio de San José Iturbide, Guanajuato, el agua del pozo de abastecimiento es radiactiva, cuatro veces por encima de lo permitido para uso y consumo humano, el pozo sigue abierto para el consumo de la gente.

Sigue abierto porque ninguna autoridad (federal, estatal o municipal) ha impedido el consumo de ese líquido que, según la UNAM, contiene niveles elevados de radiación alfa, lo que se relacionaría con la muerte por leucemia linfoblástica de niñas menores de 12 años.

Luego de darse a conocer el estudio de la UNAM, en el que también se emiten recomendaciones, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha permanecido callada y no ha emitido postura al respecto.

Por su parte el gobernador de Guanajuato , Miguel Márquez, minimizó envalentonadamente el tema con las siguientes palabras “yo no tengo ningún problema eh, si de plano nos dicen, se confirma, va, se cambia y no pasa nada”.

Quien parece sí estar angustiado por el problema es el alcalde de San José Iturbide, José César Rodríguez Zarazúa, quien ayer en León pidió que por favor le indiquen si cierra o no el pozo.

“Yo estoy en la mejor disposición de apoyar, de colaborar, que me den las indicaciones, para que tengamos esa certeza de lo que tenemos”, dijo en una entrevista en León.

Pidió que la UNAM pase de inmediato los resultados a todas las dependencias de gobierno que tengan injerencia en el tema para tomar una decisión.

Agregó que por lo pronto el pozo sigue abierto porque no tiene pipas suficientes para abastecer a todos los habitantes de la Calera.

CONTEXTO
Recomendaciones de la UNAM

Para reducir el radón, el grupo de la UNAM recomienda incorporar sistemas de aireación en la red de abastecimiento en tomas domiciliarias.

Sugiere almacenar el agua en tanques elevados con sistemas de aireación, antes de su distribución en la comunidad. También, usar tinacos con sistemas de venteo en las casas para permitir que el gas radón escape hacia la atmósfera y así evitar su inhalación o ingesta.

Además, se deben formar recursos humanos y crear capacidades regionales/nacionales para estudiar los impactos de la radiactividad natural e inducida sobre los humanos, con especial énfasis en la dosis recibida de radón y su comportamiento en el subsuelo; e implementar un programa de monitoreo a corto y mediano plazos, con un enfoque más regional.

José César Rodríguez Zarazúa, alcalde de San José Iturbide.